¿Qué es el cáncer de hígado primario?

El hígado ayuda a limpiar la sangre, a digerir los alimentos y a almacenar el azúcar que el cuerpo utiliza como energía. Por lo general, sus células van haciendo su trabajo hasta que se desgastan o se dañan. Entonces mueren y otras nuevas ocupan su lugar. Todo es muy ordenado.

Pero cuando se padece un cáncer primario de hígado, esas células crecen a un ritmo descontrolado. Las células cancerosas empiezan a tomar el control y dificultan el trabajo de las células normales.

Primario significa que el cáncer empieza en el hígado. Si comienza en otro lugar y se extiende al hígado, se denomina cáncer de hígado secundario, y se trata de forma diferente.

Tanto los niños como los adultos pueden padecer un cáncer de hígado primario, pero es más frecuente cuando se es mayor. Hay diferentes tipos y muchas formas de tratarlo. Su médico puede ayudarle a entender las mejores opciones para usted.

Tipos de cáncer de hígado primario

El cáncer hepatocelular (CHC) es, con mucho, el tipo de cáncer más común que se inicia en el hígado. La mayoría de las personas que lo padecen también tienen una enfermedad hepática en curso (o "crónica"), como la cirrosis. Se da con más frecuencia en hombres que en mujeres.

Otros tipos de cáncer primario de hígado son:

  • Cáncer de vías biliares (colangiocarcinoma). El hígado produce la bilis, que ayuda a digerir las grasas. La bilis sale del hígado por unos conductos llamados conductos biliares. Este cáncer se produce en esos conductos.

  • CHC fibrolamelar. Este es un tipo de CHC que no se da muy a menudo. A diferencia del CHC típico, suele encontrarse en mujeres menores de 35 años que no tienen una enfermedad hepática.

  • Hemangiosarcomas y angiosarcomas. Ambos cánceres se encuentran en los vasos sanguíneos del hígado.

  • Hepatoblastoma. Este raro cáncer suele darse en niños menores de 3 años. Cuando se detecta a tiempo, el tratamiento puede ser muy exitoso.

Causa

A menudo no está claro qué causa el cáncer de hígado, pero puede ser más probable que lo padezca si tiene:

  • Infección crónica por el virus de la hepatitis B (VHB) o por el virus de la hepatitis C (VHC), que pueden provocar cirrosis y cáncer de hígado

  • Cirrosis, una enfermedad crónica del hígado causada por una hepatitis o por años de consumo excesivo de alcohol

  • Enfermedad del hígado graso no alcohólico: común en personas obesas, aunque no beban

  • Ciertas enfermedades hepáticas, como la hemocromatosis (cuando el cuerpo absorbe demasiado hierro) y la enfermedad de Wilson (cuando el cuerpo absorbe demasiado cobre)

  • Diabetes de tipo 2

Si tienes mucho sobrepeso o bebes mucho durante muchos años, tienes más probabilidades de padecer cirrosis, lo que puede hacer que tengas más probabilidades de padecer cáncer de hígado.

Además, si has comido alimentos con aflatoxinas, tienes más posibilidades de padecer este cáncer. Las aflatoxinas son venenos producidos por un hongo que crece en algunos cultivos, como el maíz y los cacahuetes, cuando no se almacenan de forma correcta.

Síntomas

Al principio, es probable que no notes nada en absoluto. Cuando aparezcan, puedes tener síntomas muy generales como:

  • Fiebre

  • Sensación de que va a vomitar

  • No tener ganas de comer

  • Debilidad o sentirse más cansado de lo habitual

También puede tener:

  • Un bulto duro en el lado derecho del vientre justo debajo de la caja torácica

  • Dolor en la parte superior derecha del vientre o en el omóplato derecho y la espalda

  • Hinchazón en el vientre

  • Pérdida de peso sin razón alguna

  • Heces blancas y calcáreas u orina oscura

  • Ojos y piel amarillentos

Diagnóstico y pruebas

Normalmente, su médico comienza con un examen físico para comprobar si hay bultos o cualquier otra cosa que parezca inusual. También hablará de su historial de salud.

Su médico puede entonces hacer:

  • Análisis de sangre para buscar ciertas sustancias que podrían ser signos de cáncer

  • Imágenes, como el TAC, la resonancia magnética y la ecografía para ver cuántos tumores tiene y dónde están localizados

  • Una biopsia, en la que se extraen células o tejidos para ver si son cancerosos. Esto puede hacerse con una aguja colocada en el tumor o a través de una cirugía para extirpar parte del tumor.

En algunos casos, no necesitará una biopsia porque las imágenes son suficientes para saber que se trata de un cáncer.

Tratamientos

Estos dependen de su edad, su estado de salud general, lo avanzado que esté el cáncer y lo que usted prefiera. Los distintos tratamientos pueden tener diferentes efectos secundarios, y es posible que necesite más de uno.

Cirugía: Si sólo tiene un pequeño tumor y el cáncer no se ha extendido, es posible que le operen para extirparlo junto con parte del hígado.

Sin embargo, si tiene una enfermedad hepática, esa no es una opción. En su lugar, puede recibir un trasplante de hígado, pero no es demasiado frecuente.

Ablación tumoral: Hay una serie de tratamientos que matan los tumores sin eliminarlos del cuerpo. Esto se llama ablación de tumores y puede hacerse con:

  • Alcohol. En la ablación con etanol, también llamada inyección percutánea de etanol, su médico inyecta alcohol puro en el tumor para matar las células cancerosas.

  • Congelación. En la crioablación, también llamada criocirugía o crioterapia, el médico utiliza nitrógeno líquido para congelar y destruir el tumor.

  • Calor. El médico utiliza sondas con electricidad (ablación por radiofrecuencia) o microondas (termoterapia por microondas) para calentar y destruir el tumor.

Terapia de embolización (reducción del flujo sanguíneo): El hígado recibe sangre de dos vasos sanguíneos. La mayoría de las células hepáticas normales la obtienen de un vaso sanguíneo y las células cancerosas la obtienen del otro. Con la terapia de embolización, su médico corta el flujo sanguíneo a las células cancerosas para matar el tumor.

Radioterapia: Este tratamiento utiliza radiaciones de alta potencia procedentes de rayos X y otras fuentes para eliminar las células cancerosas. Se puede recibir la radiación desde el exterior del cuerpo o colocarla en el interior. En la terapia de radioembolización se utilizan a veces perlas llenas de radiación.

Terapia farmacológica dirigida: Estos medicamentos actúan de forma diferente a los de la quimioterapia. Persiguen cambios muy específicos en las células cancerosas para intentar destruirlas. Dado que la quimioterapia no suele ser útil para el cáncer primario de hígado, los médicos han estado probando medicamentos más específicos.

Quimioterapia: Utiliza medicamentos para tratar el cáncer. En el caso del cáncer de hígado, suele realizarse con una bomba colocada en el cuerpo para que el medicamento vaya directamente al hígado y no a todo el cuerpo. La quimioterapia oral o inyectable no suele ser útil para el cáncer de hígado.

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