Una nueva y sencilla estrategia podría acabar con las luchas a la hora de dormir
Se acerca la hora de dormir y también la batalla para que tu hijo se duerma.
Por Camille Mojica Rey De los archivos del médico
Ha sido un largo día para Lola Franco y su marido, Kevin Seaman. Apenas han empezado a relajarse tras una agitada jornada de trabajo en Nueva York cuando ambos empiezan a mirar con nerviosismo el reloj de la pared. Se acerca la hora de acostarse, y también la batalla para conseguir que su único hijo, Patrick, de dos años, se duerma.
"Es un dolor", dice Franco. "Tenemos que leerle tres o cuatro cuentos y luego quedarnos con él hasta que se duerma. Puede tardar una hora", explica. Una vez dormido, Patrick se despierta tres o cuatro veces durante la noche, llamando a gritos a sus padres o levantándose para que uno de ellos venga a dormirle de nuevo. "No duerme bien y nosotros tampoco", dice Franco.
Un enfoque poco común para un problema común
La lucha de Patrick -y el consiguiente agotamiento de sus padres- es tan común que se han escrito libros enteros sobre su superación. Los expertos dicen que todo, desde la ansiedad por la separación hasta el acostumbramiento a una nueva niñera, puede perturbar el sueño de un niño. Pero los padres como Franco pueden probar ahora un nuevo enfoque que promete reducir las batallas a la hora de dormir a escaramuzas menores.
El método, aparentemente sencillo, consiste en dar a los niños un pase que les permita salir del dormitorio una vez que se hayan acostado. El estudio, publicado en el número de octubre de 1999 de la revista Archives of Pediatric and Adolescent Medicine, sugiere que este pase podría llegar a eliminar por completo problemas como el de Patrick. "Es tan novedoso y tan fácil", afirma la editora de la revista, Catherine DeAngelis.
Durante el estudio, dos hermanos de tres y diez años recibieron cada uno una ficha, el "pase para dormir", justo antes de acostarse cada noche. Cada uno podía entregar su pase para hacer una salida de su habitación después de acostarse. El viaje tenía que ser rápido y con un propósito específico, como un abrazo de mamá, un trago de agua o una visita al baño. Al final del experimento de tres semanas, ningún niño lloraba ni salía de su habitación.
"Se preguntarán por qué publicamos un estudio con dos pacientes", dice DeAngelis. La esperanza, explica, es que los pediatras expliquen la técnica a los padres e informen sobre su éxito entre los pacientes.
El poder del pase
La razón por la que el pase funciona no está clara, admite Patrick Friman, uno de los autores del estudio. Sin embargo, especula que hay tres posibles explicaciones. "Un niño que guarda el valioso pase puede simplemente quedarse dormido esperando a usarlo", dice. O la mera presencia del pase puede ofrecer al niño una sensación de seguridad. También puede ser que un niño con el pase tenga ahora acceso a algo que desea -un viaje fuera de la cama-, por lo que pierde su atractivo.
Los expertos dicen que la resistencia a la hora de dormir es normal. Todos los niños pasan por una fase en la que su palabra favorita es "no". Durante esta fase, el deseo de desobedecer a los padres suele entrar en conflicto con la persistente ansiedad por la separación, lo que provoca los problemas de comportamiento nocturno.
Además de aliviar el estrés de padres e hijos a la hora de dormir, Friman afirma que la sencillez del método permitirá a los médicos disponer de más tiempo para abordar las preocupaciones médicas durante las visitas con sus pacientes. "Se tarda dos minutos en explicarlo", dice. "Con la atención administrada, los médicos sólo pueden dedicar unos 10 minutos a sus pacientes".
Los médicos dan la bienvenida al pase
A pesar de la falta de tiempo, muchos médicos consideran que es parte de su trabajo atender este tipo de problemas comunes. "No sólo los padres acuden a ti con estos problemas, sino que forma parte de la visita rutinaria de atención médica", dice Tomš Magaša, pediatra del Hospital Infantil de Oakland (California). Maga?a dice que acoge la oportunidad de dar a los padres más opciones. "La mayoría de los padres renuncian a los otros métodos porque no quieren enfrentarse a la dureza", dice. Esto es un problema, añade, porque la constancia es esencial para enseñar a los niños a comportarse de la forma deseada. "Los padres tienen que ser consecuentes".
Al igual que los autores del estudio, Magaña señala que es necesario investigar más sobre el uso del pase de cama. "Puede que no funcione con todos los niños", advierte. Sin embargo, está dispuesto a recomendarlo a sus pacientes y a probarlo él mismo con su hijo de tres años, El?as. Magaša cree que el pase de cama tiene muchas posibilidades de funcionar con su hijo de fuerte carácter y con otros niños. "Creo que proporcionará una sensación de control al niño en una situación bastante descontrolada".