De los archivos del médico
"Los adolescentes pueden parecer tan poco razonables y tan groseros", dice Laura Kussick, directora ejecutiva del Programa de Apoyo a los Padres de Familia de Seattle. También es madre de una hija de 12 años y de un hijo de 15. Para Kussick y sus hijos, los conflictos surgen a veces en torno al tema candente de cuánto tiempo de pantalla pueden pasar en sus dispositivos electrónicos. Antes de darse cuenta, las chispas saltan en ambas direcciones.
Cuando esas chispas se convierten en un infierno ardiente, ¿qué padre no se lo toma como algo personal? La psicóloga clínica Laura S. Kastner, coautora de Getting to Calm: Cool-headed Strategies for Parenting Tweens + Teens, dice: "Usted juzga a su hijo y se juzga a sí mismo".
No intente razonar con su hijo cuando alguno de los dos esté muy estresado. No esperes que tu hijo vea de repente en qué se ha equivocado. En su lugar, detenga la interacción y pruebe lo que Kastner llama el enfoque CALM. Cálmese y concéntrese en su respiración para ayudar a interrumpir su propia respuesta al estrés. Evalúa tus opciones de respuesta, lo que requiere la ayuda de tu cerebro pensante. Escucha con empatía, apruebes o no el comportamiento de tu hijo. Haz un plan para seguir adelante.
Mantén la calma (en la medida de lo posible)
La poda y reconexión del córtex prefrontal del cerebro comienza alrededor de los 12 años y es en gran parte responsable de las reacciones y la asunción de riesgos de los adolescentes.
Kastner dice: "A veces las expectativas de los padres sobre el control emocional de los hijos son demasiado altas y las expectativas sobre los hábitos diarios son demasiado bajas." Ella ofrece este consejo para los padres que sienten que necesitan algo de ayuda para lidiar con la volatilidad.
Cree rutinas sólidas. En lugar de intentar controlar los pensamientos y sentimientos de su hijo, cree y modele políticas y rutinas familiares firmes para fomentar la responsabilidad y el autocontrol. Empiece pronto, a más tardar en la escuela secundaria.
Adopte buenos hábitos. Con unas cuantas "reglas de la casa", los padres pueden crear un tiempo familiar de calidad y ayudar a sus hijos a centrarse en las cosas que cuentan. Esto incluye priorizar el tiempo juntos sin distracciones, limitar el tiempo de pantalla, hacer voluntariado fuera de casa y hacer tareas. Las cenas familiares regulares también se asocian a un menor consumo de alcohol, tabaco y drogas y a una menor depresión.
Fomentar las actividades escolares. Kastner también aboga por la participación de los preadolescentes y adolescentes en los deportes y actividades escolares, lo que crea un sentido de pertenencia y fomenta una serie de habilidades sociales, creativas y físicas.
Una cosa más
"El cerebro es fértil para la poda hasta alrededor de los 21 años, así que tienes mucho tiempo con este "jardín" que estás ayudando a crecer. Modelar el buen comportamiento es una de tus mejores herramientas". -- Patricia A. Farrell, PhD
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