Las peras forman parte de la medicina oriental desde hace siglos. Ayudan en todo, desde la inflamación hasta el estreñimiento y las resacas.
También sabemos que las peras pueden ayudar a controlar el azúcar en sangre y a reducir las posibilidades de padecer diabetes de tipo 2 y accidentes cerebrovasculares. Incluso pueden ayudarte a digerir mejor los alimentos.
Y, como extra, son una buena forma de hacerte sentir que te has dado un pequeño capricho con algo de nutrición añadida.
Cómo afectan las peras al azúcar en sangre
El índice glucémico (IG) clasifica los alimentos y su efecto sobre el azúcar en sangre en una escala del 1 al 100. Cuanto más alto es el nivel de IG, más rápido hace subir el azúcar en la sangre.
Las peras se sitúan entre 20 y 49 en el índice glucémico. Esto las convierte en un alimento con un IG bajo, sobre todo porque tienen un alto contenido en fibra. Una pera pequeña tiene unos 7 gramos de fibra. Eso es hasta el 20% de la fibra que necesitas cada día. (Las mujeres deberían consumir unos 25 gramos de fibra al día, mientras que los hombres deberían aspirar a 38).
Algunos estudios sugieren que los pigmentos que dan a las peras su color, llamados antocianinas, pueden reducir las posibilidades de padecer diabetes de tipo 2. Necesitamos más investigaciones para entender por qué es esto y cómo comer peras podría ayudar si usted tiene diabetes.
Otros beneficios de las peras para la salud
Además de ser una buena fuente de fibra, las peras tienen un alto contenido en vitaminas C y K, así como en potasio y antioxidantes. También son especialmente buenas para la salud intestinal y pueden ayudarte a mantener la regularidad.
Además, hay pruebas de que los antioxidantes de frutas como las peras pueden reducir la probabilidad de padecer enfermedades cardíacas o problemas de colesterol.
Cosas a tener en cuenta
Cuando se tiene diabetes, siempre es importante pensar en los carbohidratos. Una pera pequeña tiene unos 22 gramos de hidratos de carbono, lo que equivale a una ración y media. Deberás tenerlo en cuenta a la hora de incluir las peras en tu dieta.
Como con cualquier fruta, la mejor manera de comer una pera es comerla entera. En la piel es donde se encuentran la mayoría de los nutrientes, especialmente la fibra y los antioxidantes. Dicho esto, asegúrate de lavarla bien antes de comerla.
Si las peras frescas no son una buena opción para ti, las enlatadas pueden ser una buena alternativa. Pero lee bien la etiqueta. No te conviene que estén envasadas en almíbar ligero o espeso. Esa es otra forma de decir "azúcar añadido". En su lugar, busca etiquetas que digan "envasadas en agua", "envasadas en sus propios zumos" o "100% zumo".
Las peras secas conservan su fibra y sus nutrientes. Pero pueden tener mucho azúcar. Asegúrate de vigilar el tamaño de tu porción.
Cómo incorporar las peras a tu dieta
Se pueden preparar de muchas maneras, entre ellas:
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A la parrilla
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Escalfado
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Revuelto en un parfait de desayuno
Por supuesto, siempre puedes comerlas simplemente en rodajas o en dados como adorno de una ensalada.
'Peras' que no son peras
Aunque en Estados Unidos hay muchas variedades de peras -Bartlett, Anjou y Bosc están entre las más comunes-, algunas cosas con la palabra "pera" en sus nombres no son peras en absoluto. Aunque tiene mucha fibra y los expertos dicen que podría ayudar con el azúcar en la sangre, el higo chumbo es la parte de la fruta de un tipo de cactus que se encuentra sobre todo en el suroeste americano y en México.
El higo balsámico también es rico en fibra, pero se parece más a un pepino, por su forma oblonga y su textura rugosa. Son comunes en China e India, donde los llaman "pepinos amargos".