El estado de la salud de las mujeres

El estado de la salud de las mujeres

Se ha avanzado, pero las mujeres siguen un paso atrás.

Por Camille Mojica Rey De los archivos del médico

Hace diez años, una mujer que sufría un infarto era diagnosticada erróneamente con demasiada frecuencia. Sin los dolores torácicos habituales en los hombres, sus síntomas de mareo o dolor de espalda solían descartarse como algo sin importancia.

Si se le tomaba en serio, su médico podía hacerle una prueba diagnóstica. Pero ahora los médicos saben que algunas pruebas no son fiables cuando se utilizan en mujeres.

Hoy en día, sin embargo, es más probable que una mujer en parada cardíaca sea diagnosticada correctamente y viva para contarlo. De hecho, gracias en gran parte a una atención nacional sin precedentes a la salud de las mujeres, éstas se someten a exámenes y tratamientos más eficaces para toda una serie de enfermedades.

"La salud de la mujer ha dejado de ser algo de lo que sólo se habla a nivel político", afirma la doctora Elena Ríos, directora ejecutiva de la Asociación Médica Nacional Hispana.

Según los Institutos Nacionales de la Salud, el cribado del cáncer de cuello de útero ha dado lugar a un descenso del 40% en la incidencia y muerte de la enfermedad desde 1970. Del mismo modo, la tasa de mortalidad por cáncer de mama se redujo en un 6% sólo entre 1990 y 1994.

"Ahora estamos yendo más allá del cribado, para mejorar la gestión y el tratamiento de las enfermedades", dice Ríos. Las mujeres se diagnostican antes y viven más tiempo". Pero, subraya, la forma en que se educa a las mujeres y se las trata una vez diagnosticadas aún debe mejorar.

El largo camino hacia la igualdad

Los avances en la salud de las mujeres han tardado mucho en llegar, dice Ríos. Los temas de la mujer no llegaron a la primera línea de la política hasta que hubo suficientes mujeres en el Congreso para mantenerlos en la agenda. Al principio, dice, las mujeres políticas se centraron en la igualdad de derechos y otras cuestiones de equidad. A mediados de la década de 1980, llegaron a la atención sanitaria. "Desde entonces, la salud de las mujeres ha recibido más atención y más apoyo".

El avance de las mujeres en otros ámbitos de la sociedad también ha impulsado el progreso, dice Cindy Pearson, directora ejecutiva de la Red Nacional de Salud de la Mujer, un grupo de vigilancia del sector en Washington, D.C. "Por fin hemos acabado con la anticuada idea de que sólo los hombres pueden ser profesionales", dice Pearson. Ese cambio de noción ha hecho que más mujeres se conviertan en profesionales de la salud. "Las mujeres representan ahora más del 40% de los estudiantes de medicina", afirma Pearson.

Pero aún persisten algunas nociones anticuadas. Un estudio realizado en 1993 por The Commonwealth Fund -una fundación privada que apoya la investigación sobre cuestiones sociales y de salud- descubrió que algunos profesionales de la salud siguen evaluando a las mujeres de forma menos exhaustiva que a los hombres por quejas similares. Pueden dar menos importancia a los síntomas de las mujeres, realizar menos intervenciones para los mismos diagnósticos y dar menos explicaciones en respuesta a las preguntas.

Pero, según Pearson, la comunicación es cada vez más fácil a medida que las mujeres participan más en el sistema sanitario. Las mujeres se relacionan con más médicas, así como con un número cada vez mayor de consejeras y enfermeras profesionales -la mayoría de las cuales también son mujeres- que ahora proporcionan tanto la atención como la información que antes sólo proporcionaban los médicos.

Hacer que la salud de las mujeres sea específica para cada sexo

A pesar de las buenas noticias, los avances en la atención sanitaria a las mujeres siguen obstaculizados por la falta de información sanitaria específica para ellas. Ahora mismo, todo lo que los médicos pueden hacer es extrapolar los datos de los ensayos clínicos que utilizaron sujetos masculinos, dice Amy Law, de la Organización Nacional de Salud de la Mujer Asiática.

A partir de mediados de los años noventa, las compañías farmacéuticas tuvieron que incluir a las mujeres en los ensayos clínicos. Los resultados de los estudios a largo plazo en los que se utilizó a mujeres como sujetos sólo están empezando a publicarse ahora. El Estudio de Salud de las Enfermeras, realizado por la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard, por ejemplo, incluyó a más de 80.000 mujeres. Los investigadores publicaron recientemente los resultados sobre la nutrición, el ejercicio y la prevención de las enfermedades cardíacas, y afirmaron que los cambios modestos en ambas áreas reducen drásticamente el riesgo de una mujer.

Los Institutos Nacionales de la Salud están iniciando un proyecto de 15 años en el que participan más de 160.000 mujeres de entre 50 y 79 años. El estudio, denominado Iniciativa para la Salud de la Mujer, analizará cuestiones específicas de las mujeres posmenopáusicas, como el uso de la terapia hormonal sustitutiva para prevenir la osteoporosis y las enfermedades cardíacas.

Aún se necesitan avances

A pesar de estos avances, el Congreso de este año no ha aumentado la financiación de la Oficina de Salud de la Mujer en el Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE.UU., la más alta oficina del país que vela por la salud de las mujeres. "Este año estamos trabajando con un presupuesto ajustado, muy ajustado", dice la doctora Susan Wood. La falta de fondos significa que la oficina no podrá aumentar el apoyo a los programas sobre violencia doméstica ni introducir cambios en los programas existentes.

Después de décadas de centrarse en la salud de los hombres, muchos expertos coinciden en que este aparente retroceso es prematuro. "Todavía no hemos hecho todo lo que tenemos que hacer", dice Wood. "No queremos que la salud de la mujer sea un destello en la sartén".

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