De los archivos del médico
Los viejos hábitos pueden ser difíciles de romper, pero pueden estar quebrantando tus esfuerzos por perder peso. Nadie es perfecto. Todos nos hemos atiborrado de patatas fritas en la taquería o hemos comido Sara Lee directamente del congelador. ¿Cuál es tu colapso secreto?
Cuando reconocemos nuestros malos hábitos alimenticios, nos sentimos fortalecidos, dice la dietista de la Clínica de Pérdida de Peso Kathleen Zelman, MPH, RD, LD. Entonces es más fácil romperlos. "Haz algo nuevo durante 21 días y podrás romper el hábito".
Su lema: "Los cambios lentos y constantes en tu estilo de vida pueden liberarte de las dietas para siempre".
Malos hábitos a tener en cuenta:
1. La amnesia alimentaria. Muy a menudo, esta condición es inducida por la televisión. "Tienes la mano metida en la bolsa y no te das cuenta de qué o cuánto estás comiendo", dice Zelman. "Esa gran bolsa de patatas fritas puede desaparecer muy rápido".
2. Muy pocas zzzz's. La pérdida de sueño hace que sientas hambre aunque estés lleno, porque la pérdida de sueño afecta a la secreción de cortisol, una hormona que regula el apetito, según muestran los estudios. Además, la pérdida de sueño aumenta el almacenamiento de grasa en tu cuerpo.
3. Los caprichos de después de la cena. "Suelen ser comidas sin sentido y suelen incluir algo dulce", dice Zelman. "Empiece un nuevo hábito: tome una taza de té caliente, agua con gas, algo no calórico. Y lo más importante, deja de comer cualquier cosa después de la cena".
4. Compra en modo inanición. Acéptalo, las tiendas de comestibles y el hambre extrema no son compatibles. Acabas comprando lo primero que ves. Ve más despacio. Come algo, algo sano, antes de hacer la compra. Sugerencia: Cómprate un sándwich de camino al supermercado: pechuga de pollo a la plancha. "Así no tendrás tanta hambre ni tanta tentación", dice Zelman. Además, compra con una lista de la compra y cíñete a ella.
5. Agarrar. Estás en el trabajo, en el aeropuerto, en cualquier sitio, y te entra el hambre. Lo más fácil es agarrar lo que es conveniente - y con demasiada frecuencia, la comida chatarra gana. Mejor: un sándwich casero, unas zanahorias, fruta fresca, un batido o una mezcla de frutos secos. Planifica con antelación. Ten a mano tentempiés saludables.
6. Beber sin pensar. Cerveza, alcohol, vino, refrescos... todos ellos caen fácilmente. Pero las calorías pueden sumar. "Guarda las calorías líquidas para cuando realmente las quieras", dice Zelman.
7. Saltarse el desayuno. "Es un gran error, porque has ayunado durante la noche. Tu cuerpo necesita combustible, y tu metabolismo necesita ponerse en marcha con la comida". La mejor opción para el desayuno: cereales integrales con fruta fresca.
8. Distorsión de las porciones. Tendemos a comer todo lo que nos sirven, ya sea en casa o fuera de ella. "Las porciones son enormes hoy en día", dice Zelman. "Aprende cuáles son las porciones normales, y apégate a ellas".
9. Confundir "sin grasa" con "sin calorías". Esas galletas y otros aperitivos "saludables" no son realmente puros. "Las calorías son calorías", dice Zelman. Lee la etiqueta. Pulir 10 galletas sin grasa no ayudará a tu cintura.
10. Untar los sándwiches con mayonesa. Intenta usar mostaza o mayonesa baja en grasa o sin grasa para ahorrar fácilmente calorías. Coloca muchas verduras crujientes en el sándwich para darle más sabor y nutrición.