Cuando los padres discuten

¿Te parece que tus padres discuten constantemente?

Digamos que estás en tu habitación relajándote, leyendo una revista y escuchando tu iPod. En otra parte de la casa, oyes una conversación. Empieza en voz baja, pero poco a poco se va haciendo más fuerte e intensa. Subes el volumen de tu iPod cuando oyes un grito. Se oye el golpe de un puño en la encimera; el choque de un plato en el suelo. Más palabras fuertes, palabras airadas, incluso maldiciones. Se te hace un nudo en el estómago y piensas: "¡Ya están otra vez!". Tu hermano pequeño entra corriendo en tu habitación, con lágrimas en los ojos y miedo en la cara. Le abrazas hasta que se calman las cosas.

Este tipo de situaciones son más frecuentes de lo que crees. Claro, es normal que los padres discutan de vez en cuando. Los padres pueden estar en desacuerdo sobre muchas cosas, desde las finanzas hasta la forma de educar a los hijos. Algunos desacuerdos pueden ser grandes, como por ejemplo, si hay que mudarse a una nueva ciudad o aceptar un nuevo trabajo. Otras parecen pequeñas, como las relativas a lo que se va a cenar o a quién le toca sacar la basura.

En la mayoría de las familias hay discusiones. Pero las discusiones violentas como la descrita anteriormente son molestas.

Qué ocurre cuando los padres discuten?

La mayoría de las veces, los padres pueden estar en desacuerdo entre sí y aun así conseguir hablar de ello con calma. Otras veces, los padres están muy en desacuerdo y discuten. Alguien ha llamado a las discusiones "peleas con palabras". El viejo dicho "los palos y las piedras pueden romperme los huesos, pero las palabras nunca podrán herirme" simplemente no es cierto. Las palabras pueden hacer daño.

Cuando los padres discuten, es normal que los adolescentes se preocupen. Cuando los padres gritan, los jóvenes sienten miedo, tristeza y disgusto. A veces las discusiones utilizan el silencio, cuando los padres expresan su enfado mutuo sin hablar. Las discusiones en silencio pueden ser tan molestas como las discusiones en voz alta.

A veces la discusión es sobre los hijos. Esto puede hacer que los adolescentes sientan que tienen la culpa. Pero el comportamiento de los padres nunca es culpa del adolescente.

Qué significa que los padres discutan?

Además de sentirse culpables por las discusiones de sus padres, los jóvenes suelen temer que sus padres ya no se preocupen el uno por el otro. Pueden temer que sus padres se divorcien. Aunque el divorcio es habitual, las discusiones no significan necesariamente que los padres ya no se quieran o que vayan a divorciarse.

La mayoría de las veces, cuando los padres discuten, es porque están cansados o estresados o han tenido un mal día y han perdido la paciencia. Casi todo el mundo pierde la calma de vez en cuando.

A veces, cuando los padres discuten, actúan como niños. Se enfadan. Lloran. Gritan. Pueden decir cosas que no quieren.

A veces una discusión puede ser por nada, y ocurre porque uno o ambos padres no se sienten bien o están estresados por el trabajo u otras preocupaciones. Muchas veces, los padres ni siquiera saben lo que les molesta. Simplemente arremeten contra quien está más cerca.

Cómo se sienten los adolescentes cuando sus padres discuten?

Los adolescentes pueden sentirse desprotegidos cuando ven a sus padres enfadados y fuera de control cuando discuten. Su mundo parece desmoronarse. Pueden llorar y tener dolores de estómago. Se preocupan. Pueden tener dificultades para dormir; pueden no querer ir a la escuela. Incluso pueden sentirse avergonzados y retirarse de sus actividades normales o de sus amigos.

No es raro que los adolescentes se preocupen por uno u otro progenitor durante una discusión. Pueden sentir que uno de los padres está siendo maltratado porque el otro les grita mucho. También puede preocuparles que uno de los progenitores parezca tan enfadado que pueda perder el control y que alguien pueda resultar herido físicamente.

Qué hay que hacer cuando los padres discuten?

Cuando tus padres discuten, lo mejor es mantenerse al margen de la discusión. Por ejemplo, vete a otro lugar de la casa o sal a la calle. Es su pelea, ¡y no es tu trabajo ser un árbitro o una árbitra!

Cuando se haya calmado la situación, dile a tus padres lo mucho que te molestan sus discusiones. Puede que no sean conscientes de cómo sus peleas afectan a los que les rodean.

Si crees que las discusiones están fuera de control, habla con un amigo de confianza, un profesor, un orientador escolar, un pariente cercano o tu médico. Alguien más debe saber lo que está pasando, porque no quieres que las discusiones se vuelvan tan descontroladas que alguien salga herido.

También hay terapeutas y consejeros profesionales que pueden ayudar a los adultos -y a las familias- a resolver los problemas. Pueden ayudar a los miembros de la familia a aprender a escucharse mutuamente y a hablar sin perder los nervios. Lleva tiempo, pero funciona.

En una familia, todos tienen que intentar mejorar la vida de los demás. Claro que hay discusiones y desacuerdos. Ocurren todos los días. Pero con paciencia, comprensión y persistencia, las familias pueden superar casi cualquier problema.

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