Diagnóstico y pruebas del trastorno del comportamiento del sueño REM

Exámenes y pruebas

Examen neurológico

Cuando se trata de diagnosticar el trastorno del comportamiento del sueño REM, o RBD, el examen neurológico suele ser normal. Sin embargo, deben tenerse en cuenta los síntomas y signos de la enfermedad de Parkinson, como el temblor de las manos en reposo, la lentitud de movimientos y la rigidez muscular (rigidez) que pueden sugerir una causa neurológica subyacente del RBD.

Polisomnografía

La grabación polisomnográfica en vídeo es la prueba diagnóstica más importante en las personas con RBD. Esta prueba suele realizarse en un centro de estudios del sueño. La persona que se somete a la prueba debe dormir en el centro mientras se monitorizan los siguientes parámetros:

  • Actividad eléctrica del cerebro (electroencefalograma o EEG).

  • Actividad eléctrica del corazón (electrocardiograma, o ECG)

  • Movimientos de los músculos (electromiograma)

  • Movimientos de los ojos (electrooculograma)

  • Movimientos respiratorios

Estos parámetros se monitorizan a medida que la persona pasa por las distintas etapas del sueño. Los patrones característicos de los electrodos se registran mientras la persona está despierta y durante el sueño. Se realiza una grabación de vídeo continua para observar los comportamientos durante el sueño.

En las personas con RBD, el polisomnograma muestra un aumento del tono muscular asociado al patrón EEG del sueño REM, mientras que en las personas sanas, el patrón EEG del sueño REM se asocia a una ausencia de tono muscular (atonía).

Además, la grabación de vídeo mostrará movimientos corporales que coinciden con el patrón EEG del sueño REM.

Estudios de imagen

Los estudios de imagen (por ejemplo, una tomografía computarizada y una resonancia magnética del cerebro) no están indicados de forma rutinaria en personas que no tienen una causa neurológica de RBD, pero pueden realizarse si se detecta alguna anomalía durante el examen neurológico. Los estudios de imagen también deben considerarse en pacientes jóvenes (menores de 40 años) en los que no hay una causa precipitante conocida, como el consumo de alcohol o de medicamentos.

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