Tus fabulosos pies
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Es fácil darlos por sentado, pero es difícil llegar a cualquier sitio sin ellos. Y cuando duelen, puede ser difícil concentrarse en cualquier otra cosa. Mima tus pies para mantenerlos en perfecto estado.
Vigílalos
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Tus pies reciben una paliza cada día, y los pequeños problemas pueden convertirse en grandes si los ignoras. Revisa tus pies cada día en busca de cortes, llagas, uñas sueltas o descoloridas, hinchazón o erupciones.
Lávalos
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Cuando caminas, ellos trabajan... y también sudan. Cuando las grietas y hendiduras entre los dedos de los pies quedan atrapadas en tus zapatos, son un lugar cálido y húmedo ideal para los hongos. Y eso puede provocar cosas como el pie de atleta. Cuando te laves los pies, el agua no debe estar demasiado caliente -entre 90 y 95 grados es lo mejor- y no olvides meterte entre los dedos.
Manténgalos secos
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Esto puede parecer obvio, pero mucha gente no se seca los pies de la manera correcta. No se trata sólo de la parte superior e inferior: Hay que meterse entre los dedos de los pies, que es donde es más probable que los hongos causen problemas.
Utiliza polvos
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Después de secarte los pies, espolvorea maicena o polvos de talco sobre ellos para ayudar a mantenerlos secos. Si tienes pie de atleta o alguna otra infección, puedes probar con polvos medicinales especiales para pies que también ayudan con la picazón.
No los empapes
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Puede sentirse bien en el momento, pero remojar los pies durante mucho tiempo puede provocar una piel seca y agrietada que puede causar dolor, llagas e incluso infecciones. Lava, seca, empolva y repite... y déjalo así. Deja el remojo para tus judías.
Manténgalos suaves
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Loción, crema, vaselina -cualquiera que sea la crema hidratante que prefieras- pon una fina capa en la parte superior e inferior de tus pies. Asegúrate de frotarla hasta el final y omite el espacio entre los dedos, donde un exceso de humedad puede causar problemas.
Córtate las uñas de los pies
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Quieres cortarlas de forma recta. Puedes alisar las esquinas con una lima de esmeril o una lima de uñas, pero no las angules. Eso puede hacer que las uñas de los pies se introduzcan en la piel, lo que es doloroso y puede provocar una infección. Acuda a un podólogo para que se las recorte si no puede ver, alcanzar o sentir los pies, o si las uñas de los pies son gruesas, están amarillentas o han crecido dentro de la piel.
Mantener el flujo de sangre
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Mueve los dedos de los pies un par de veces al día durante 5 minutos cada vez. Mueve los tobillos para ayudar aún más. No cruces las piernas durante mucho tiempo ni lleves calcetines apretados, ya que eso puede alterar el flujo sanguíneo.
Estira los pies
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Los estiramientos y los masajes en los pies -con una pelota o un rodillo- son buenos para los pies y pueden ayudar a controlar afecciones dolorosas como la fascitis plantar, una lesión en la planta del pie que se produce por el uso excesivo. Habla con tu médico o fisioterapeuta sobre los estiramientos más adecuados para ti.
Callos lisos y callosidades
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Puedes utilizar un tipo de piedra especial llamada piedra pómez en ellos. Después de bañarte o ducharte, frota la piedra suavemente sobre la zona. No los cortes ni utilices emplastos de maíz, maíz líquido o eliminadores de callos, ya que pueden provocar una infección. Si te lo hacen como parte de una pedicura en un salón de belleza, asegúrate de que los baños de pies y las herramientas estén limpios y que el técnico se lave las manos entre cliente y cliente.
Consigue los zapatos adecuados
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Cuando necesites un nuevo par, lo mejor es que te lo pruebes al final del día, cuando tus pies son más grandes. Asegúrate de que hay mucho espacio para los dedos y de que te quedan bien cuando los recibas, no esperes que se estiren. Y por muy bonitos que sean, los tacones altos y los zapatos con punta son muy duros para los pies.
Sé activo
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Sólo unos minutos de actividad al día pueden ayudar a la circulación de la sangre, lo que puede conducir a unos pies más sanos. No hace falta que corras una maratón, a no ser que te apetezca mucho. Caminar, montar en bicicleta, nadar, bailar e incluso trabajar en el jardín pueden servir. Consiga el tipo de calzado adecuado para su actividad y consulte a su médico si no está seguro de cuál es el adecuado para usted.
Protégelos de las inclemencias del tiempo
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Mantén tus pies a salvo del caluroso pavimento en verano con sandalias o zapatos, y protégelos de las quemaduras solares. Mucha gente pasa por alto la parte superior de los pies cuando se pone protección solar, pero es un lugar habitual para sufrir una quemadura. En el frío del invierno, las botas forradas son el mejor amigo de tus pies.
Cuidados especiales: Diabetes
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Es aún más importante cuidarse los pies si se tiene diabetes, sobre todo si se tiene dolor, entumecimiento, cambios en la forma de los pies o llagas que no se curan. Esta enfermedad reduce el flujo sanguíneo y puede dañar los nervios de los pies. Es posible que tengas que hablar con un médico especialista en pies, un podólogo, para asegurarte de que estás haciendo todo lo posible por ellos.