Cuando te pica la piel, lo más probable es que quieras rascarte. Pero, ya sea por una picadura de mosquito, una varicela o un problema cutáneo crónico como el eczema, el alivio que produce el rascado es efímero. Y rascarse demasiado puede empeorar el problema.
La ciencia del rascado
Tus músculos, articulaciones y órganos pueden doler. Pero tu piel es la única parte de tu cuerpo que puede sentir tanto dolor como picor.
El picor puede ser provocado por algo externo al cuerpo, como la hiedra venenosa, o por algo interno, como la psoriasis o las alergias.
Aunque te sientas bien, rascarte en realidad desencadena un leve dolor en tu piel. Las células nerviosas le dicen al cerebro que algo le duele, y eso le distrae del picor. Puede hacer que te sientas mejor en ese momento, pero 1 de cada 5 personas dicen que rascarse les hace picar en otra parte del cuerpo.
A veces, el dolor de rascarse hace que el cuerpo libere serotonina, una sustancia química que combate el dolor. Esto puede hacer que el picor sea aún mayor.
Por eso, cuanto más te rascas, más te pica. Cuanto más te pica, más te rascas. Este ciclo puede ser difícil de romper, sobre todo si el picor es muy fuerte.
Diferentes picores
No todos los picores son iguales. Muchos ocurren cuando tu cuerpo reacciona al polen, los frutos secos y otros alérgenos: tu sistema inmunitario produce una sustancia química llamada histamina. Otros se deben a un problema del sistema nervioso, como el herpes zóster o un derrame cerebral. En estos casos, es posible que sientas entumecimiento y hormigueo junto con el picor.
Si tienes psoriasis, el picor puede ser más bien una sensación de quemazón. Algunas personas lo comparan con el ataque de las hormigas de fuego. Algunos medicamentos, como el que se utiliza para tratar la malaria, provocan un doloroso picor generalizado.
Sea cual sea el motivo, es importante no rascarse demasiado. Puede provocar heridas en la piel, infecciones y cicatrices. También puede provocar ansiedad y estrés.
Consejos para cuando te pica
Si no puedes soportarlo y tienes que rascarte, intenta no usar las uñas. En su lugar, frota, da palmaditas, o sujeta con fuerza la zona que te pica. También puedes pellizcarte suavemente la piel.
Ayuda a mantener las uñas cortas para que sea menos probable que te rompas la piel si te rascas. También puedes probar a ponerte guantes en la cama para proteger la piel mientras duermes.
También puedes probar otras cosas para controlar las ganas de rascarte:
Evita los desencadenantes del picor. Ya sea un jersey de lana, una habitación calurosa o un determinado producto de limpieza, conoce lo que desencadena tu piel y trata de evitarlo.
Refréscate. Una compresa húmeda o una ducha fría pueden aliviar el picor.
Cuida tu piel. La piel seca empeora el picor. No tomes duchas o baños largos y calientes. Utiliza un limpiador hidratante suave y sin perfume, y aléjate de los productos perfumados.
Aplica una loción. Al menos una vez al día, utiliza una crema hidratante para calmar el picor de la piel. Tu médico puede sugerirte algo que contenga mentol o calamina para refrescar la piel.
Pregunta a tu médico. Si las cremas de venta libre no funcionan, pregunta por los medicamentos con receta. Por ejemplo, los corticosteroides pueden ayudar a aliviar el picor del eczema y la psoriasis. Si la causa es un dolor nervioso, como en el caso de la esclerosis múltiple, un antidepresivo o un anticonvulsivo pueden funcionar.
Vigila las infecciones. Llama al médico si la piel está sensible al tacto, empieza a oler mal o rezuma pus.
