Consejos de cocina para la AR

Cocinar cómodamente con artritis reumatoide

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Unos pocos ajustes en la configuración de tu cocina pueden evitar que la AR arruine tu alegría al cocinar. Empieza por encontrar un taburete robusto que tenga la altura adecuada para sentarse frente a la encimera o los fogones. Ahora no tendrás que estar de pie mientras cortas o remueves.

Utiliza un horno tostador

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Siempre que sea posible, hornea, asa y recalienta en un horno tostador o en un microondas. Así evitará a sus articulaciones el esfuerzo de agacharse para usar un horno tradicional o de levantarse para usar un microondas de techo.

Cuelgue sus ollas y sartenes

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Evita agacharte guardando los objetos que más utilizas a la altura de los brazos. En lugar de agacharte para sacar las ollas y sartenes de los armarios, cuélgalas en los ganchos de la pared o en un estante del techo.

Guarde los ingredientes al alcance de la mano

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Mantenga el aceite de cocina, los condimentos y otros ingredientes comunes en su mostrador o colóquelos en un lazy susan para que estén siempre al alcance de la mano. Guarde el azúcar, la harina, el café y el té en la encimera en recipientes con tapas fáciles de levantar.

Cambia a los utensilios ergonómicos

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Unos cuantos utensilios de cocina bien diseñados pueden suponer una gran diferencia. Un cuchillo ergonómico con un mango grande te permite utilizar el peso de tu cuerpo para cortar en lugar de la mano o la muñeca. Los mangos acolchados hacen que las espátulas y otros utensilios sean más cómodos de agarrar. Y las ollas y sartenes de dos asas son imprescindibles. Distribuir el peso entre ambas manos facilita el transporte.

Usa un aparato eléctrico

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Los movimientos repetidos de cortar, picar o mezclar pueden ser duros para tus articulaciones. Deja que los pequeños aparatos eléctricos hagan parte del trabajo por ti. Una batidora de inmersión o una batidora de mano para bebidas pueden hacer que sus batidos sean rápidos y sin dolor. Un robot de cocina es perfecto para picar y triturar. Y un abridor de tarros eléctrico te evita el esfuerzo de tener que girar las tapas.

Ponle una correa a tu nevera

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Si te cuesta abrir la puerta de tu nevera, ata una bufanda o correa alrededor del asa y anúdala formando un círculo. Engancha el brazo en el lazo y tira de la puerta para abrirla con la parte superior del cuerpo.

Llenar las ollas taza por taza

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Cuando necesites llenar una olla, ponla en el fuego vacía. Utiliza una taza medidora o una jarra para transferir el agua del fregadero en cantidades que puedas manejar. Si el fregadero está lejos de los fogones, coloca la maceta en un soporte para plantas rodante. Enróllala hasta el fregadero, llénala taza por taza y luego vuelve a rodar hasta la estufa.

Utiliza una olla de cocción lenta

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No pases mucho tiempo de pie sobre la estufa para hacer las comidas. Deja que una olla de cocción lenta haga el trabajo por ti. Añade las verduras congeladas previamente cortadas, la carne, el líquido y los condimentos. Así podrás estar libre de la cocina hasta que tu comida caliente y casera esté lista.

Lavar los platos a mano

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Olvídate de agacharte para cargar y descargar el lavavajillas. Lava la vajilla a mano y deja que el agua caliente alivie tus articulaciones. Coloca los platos limpios en una rejilla para que se sequen al aire, así no tendrás que secarlos con una toalla.

Cocina una vez, come dos veces

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Siempre que cocines, duplica los ingredientes para tener una segunda comida que congelar. Así tendrás una solución fácil para esos días en los que te duelen especialmente las articulaciones... o en los que simplemente te apetece una noche de descanso de la cocina.

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