No hay cura para el síndrome de las piernas inquietas primario, o SPI, aunque varios tratamientos pueden ayudar a aliviar los síntomas. El tratamiento del síndrome de las piernas inquietas secundario (SPI causado por otro problema médico) consiste en tratar la causa subyacente.
El primer paso para tratar el síndrome de las piernas inquietas
La primera línea de defensa contra el síndrome de las piernas inquietas es evitar sustancias o alimentos que puedan agravar... o empeorar el problema. Manténgase alejado del alcohol, la cafeína y la nicotina. Esto puede ayudar a aliviar sus síntomas. Además, revise con su médico todos los medicamentos que esté tomando para determinar si alguno de ellos podría estar causando el problema.
Debe tratarse cualquier afección médica subyacente, como anemia, diabetes, deficiencias nutricionales, enfermedad renal, enfermedad tiroidea, varices o enfermedad de Parkinson. Pueden recomendarse suplementos dietéticos para corregir la deficiencia de vitaminas o minerales. Para algunas personas, estos tratamientos son todo lo que se necesita para aliviar los síntomas del SPI.
También puede beneficiarse de la fisioterapia y de los tratamientos de autocuidado, como los estiramientos, los baños calientes o fríos, las bañeras de hidromasaje, la aplicación de compresas calientes o frías en la zona afectada, el masaje de las extremidades o la estimulación vibratoria o eléctrica de los pies y los dedos antes de acostarse. El ejercicio y las técnicas de relajación también pueden ser útiles.
Medicamentos para el síndrome de las piernas inquietas
La medicación diaria suele recomendarse sólo para las personas que tienen síntomas del síndrome de las piernas inquietas al menos tres noches a la semana, o según determine su médico. Tenga en cuenta que los medicamentos utilizados para tratar el SPI primario no curan la enfermedad, sino que sólo alivian los síntomas. A las personas cuyos síntomas del SPI se producen de forma esporádica, se les puede recetar una medicación para que la tomen sólo cuando tengan síntomas.
Los siguientes medicamentos son los más recetados para tratar el SPI. Pueden administrarse solos o, en algunos casos, combinados. Su médico le recetará el mejor plan de tratamiento para usted.
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Agonistas de la dopamina:
Estos son, con mucha frecuencia, los primeros medicamentos utilizados para tratar el SPI. Estos fármacos, entre los que se encuentran el pramipexol (Mirapex), la rotigotina (Neupro) y el ropinirol (Requip), actúan como el neurotransmisor dopamina en el cerebro. Los efectos secundarios incluyen somnolencia diurna, náuseas y aturdimiento.
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Agentes dopaminérgicos:
Estos fármacos, incluido el Sinemet -una combinación de levodopa y carbidopa-, aumentan el nivel de dopamina en el cerebro y pueden mejorar las sensaciones de las piernas en el SPI. Sin embargo, pueden provocar un empeoramiento de los síntomas en algunas personas tras su uso diario. Los efectos secundarios también pueden incluir náuseas, vómitos, alucinaciones y movimientos involuntarios (discinesias).
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Benzodiacepinas:
Las benzodiacepinas, como el alprazolam (Xanax), el clonazepam (Klonopin) y el temazepam (Restoril), son sedantes. No alivian los síntomas, sino que ayudan a conciliar el sueño.
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Opiáceos:
Estos fármacos se utilizan con mayor frecuencia para tratar el dolor, pero también pueden aliviar los síntomas del SPI. Dado que los opiáceos son muy adictivos, suelen utilizarse sólo cuando otros fármacos no funcionan. La hidrocodona (Vicodin, Norco) es un ejemplo.
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Anticonvulsivos:
Estos agentes, como la gabapentina (Neurontin) y la gabapentina enacarbil (Horizant), pueden ayudar a aliviar los síntomas del SPI, así como cualquier dolor crónico o nervioso.