Como nueva mamá, recuperar la forma requiere tiempo. La mayoría de las mujeres necesitan unas 6 semanas para perder la mitad del peso del bebé y, a continuación, un ritmo más lento durante los siguientes 6-12 meses para deshacerse del resto.
Cuando estés lista para empezar, ingiere al menos 1.800 calorías diarias. Si estás amamantando, añade 500 calorías más. Con el ejercicio, puede perder hasta 1 libra a la semana.
También puedes ayudarte a ti misma evitando estos errores comunes que dificultan la pérdida de peso durante el embarazo.
1. Estar demasiado ansiosa
Querer perder el peso rápidamente te predispone a tomar decisiones que favorecen los resultados rápidos en lugar de los duraderos.
Por ejemplo, puede que te sientas tentado por una moda, como comer sólo pomelo. Perderás peso, pero las dietas drásticas son contraproducentes. Es probable que lo recupere todo cuando vuelva a comer normalmente.
La solución:
Insiste en un plan que ofrezca resultados duraderos, aunque te lleve más tiempo del que te gustaría. Tu médico o un dietista titulado pueden ayudarte a elegir un plan de pérdida de peso que merezca la pena el tiempo que te lleve.
2. Compararte con las madres de los famosos
Ignora a las mamás famosas que parecen perder el peso del bebé de la noche a la mañana. A menudo contratan a entrenadores y chefs para que las ayuden. Además, es muy probable que algunos de sus esfuerzos por perder peso no hayan sido saludables.
La solución:
Céntrate sólo en tu propio cuerpo. No te presiones para parecerte a otra persona. Se trata de la salud y de lo que es bueno para ti, no de seguir el ritmo de una estrella cuya vida es muy diferente a la tuya.
3. No dormir lo suficiente
Dormir un poco es difícil cuando tu pequeño depende de ti día y noche. Sin embargo, el sueño y el peso están relacionados.
Entre las nuevas mamás estudiadas, las que dormían 5 horas por noche o menos eran más propensas a tener al menos 11 libras más que perder cuando sus bebés tenían un año de edad que las mamás que dormían 7 horas por noche.
La solución:
Aprovecha cualquier oportunidad para dormir. Te sentirás mejor y te ayudará a perder peso. Pide consejo a tu pediatra o a un entrenador del sueño.
4. Empaquetar la comida sólo para el bebé
La bolsa de tu bebé tiene todo lo que necesita, pero ¿te has olvidado de alguien?
La solución:
Lleva comida para ti. Prueba bocadillos saludables como palitos de queso semidesnatado, chips de col rizada y atún de bolsa.
5. Saltarse las comidas
Estás ocupada con tu nuevo bebé. Así que es comprensible que te parezca más fácil saltarte la comida o la cena.
No lo conviertas en un hábito. Limitar severamente las calorías de forma rutinaria hace que tu cuerpo entre en modo de inanición. Como resultado, tu cuerpo almacena grasa en lugar de quemarla, lo contrario de lo que quieres.
La solución:
Come con regularidad, aunque no sea el tipo de comida para la que tenías tiempo antes de tener a tu bebé. Una comida corta y sencilla -sobras recalentadas, un sándwich, un plato de sopa- es mejor que nada.
6. Establecer objetivos poco realistas
Te vas a frustrar si tu objetivo es demasiado ambicioso. Te has dado el tiempo suficiente para deshacerte del peso del bebé?
La solución:
Date un respiro. Se necesitan de 6 a 12 meses para que tu cuerpo vuelva a estar en forma de forma segura después del parto. E incluso entonces, es posible que tu peso se distribuya de forma diferente a como lo hacía antes del embarazo.
7. Hacer varias cosas a la vez mientras comes
Intentas hacer tus tareas, mordisqueando mientras trabajas. No es tu mejor opción. Es fácil comer en exceso si estás cogiendo de cuencos o bolsas de comida.
La solución:
Aunque tu comida sea muy rápida, haz lo posible por sentarte y concentrarte en tus alimentos durante la hora de la comida. Emplata tu comida. Apaga la televisión y el móvil. Los comedores distraídos tienden a comer más en una sola sesión que las personas que prestan atención a su comida.