Las madres que amamantan a sus bebés a menudo se extraen la leche para almacenarla para su uso posterior. Esto es útil si la madre vuelve al trabajo, comparte la responsabilidad de la alimentación con otros cuidadores o tiene que estar lejos del bebé durante un periodo de tiempo prolongado. Hay algunas formas de almacenar la leche materna de forma segura, y saber cómo almacenar la leche materna garantizará que esté lista para su uso por parte del bebé.
Cómo almacenar la leche materna de forma segura
Dependiendo de cuándo la vaya a tomar tu bebé, la leche materna se puede almacenar de varias maneras:
Almacenando la leche materna a temperatura ambiente. A temperatura ambiente (hasta 77 grados Fahrenheit), la leche materna se mantendrá segura para tu bebé hasta 4 horas. Lo ideal es mantener la leche materna lo más fría posible. Los expertos también recomiendan cubrir la leche con una toalla limpia y fría para garantizar la seguridad. Si el bebé se ha comido parte de la leche materna, el resto debe utilizarse o desecharse en un plazo de dos horas.
Si se almacena en una bolsa refrigerante aislada rodeada de bolsas de hielo totalmente congeladas, la leche materna permanecerá segura hasta 24 horas.
Almacenamiento de la leche materna en el frigorífico. La leche materna es segura en el frigorífico (a unos 40 grados Fahrenheit) hasta 8 días, pero es mejor utilizarla antes de 4 días. Lo mejor es refrigerar o enfriar la leche materna justo después de extraerla para maximizar el tiempo que permanecerá segura. Si añades leche recién extraída a un recipiente de leche ya refrigerado, enfríala antes de añadirla.
Para recalentar la leche materna que se ha guardado en el frigorífico, colóquela en un recipiente pequeño y pásela por agua templada, no demasiado caliente. Nunca debes calentar la leche materna en el microondas. No sólo es posible escaldar al bebé si se calienta de forma desigual, sino que el proceso también destruye algunos de los compuestos beneficiosos de la leche materna. Comprueba la temperatura antes de dársela al bebé; debe estar tibia en la muñeca, pero no caliente.
Congelar la leche materna. Si no piensas utilizar la leche materna en los 4 días siguientes, lo mejor es congelarla. Recuerda que la leche se expandirá al congelarse, así que no llenes demasiado las bolsas o los recipientes. Asegúrate de marcar la fecha de recogida de la leche, y utiliza la más antigua antes que la más reciente. Así te aseguras de que tu colección se va rotando y que ninguna de las leches caduca.
Según los CDC, la leche materna está mejor congelada hasta 6 meses. Sin embargo, puede utilizarse con seguridad hasta un año (12 meses) después de haber sido congelada.
Cuando se descongela la leche materna, hay dos maneras de hacerlo con seguridad. Puedes ponerla en el frigorífico para que se descongele lentamente durante unas 24 horas, o pasarla por agua caliente. Al igual que la leche almacenada en el frigorífico, nunca debe calentarse en el microondas. Cuando se calienta, hay que dar vueltas a la leche, ya que algunas de las grasas pueden haberse separado, lo cual es completamente normal y no indica que la leche se haya estropeado.
Una vez descongelada a temperatura ambiente, utilice la leche materna antes de 4 horas o tírela. Una vez calentada, debe utilizarse en un plazo de 2 horas o desecharse. Los CDC recomiendan encarecidamente no volver a congelar la leche materna que se ha descongelado previamente.
Cómo prepararse para extraer la leche materna
Antes de extraer la leche materna, es importante asegurarse de que las manos, las piezas del sacaleches y los recipientes de recogida están limpios. Este es el primer paso para garantizar que cualquier leche extraída o bombeada sea segura para tu bebé.
También es importante disponer de un recipiente adecuado para almacenar la leche materna. Los CDC recomiendan utilizar exclusivamente bolsas o biberones diseñados para almacenar la leche materna para evitar contaminantes como el BPA. No utilice bolsas de plástico desechables ni forros de biberones de plástico para almacenar la leche materna. Las mejores opciones son las bolsas de almacenamiento de leche materna con cierre o los recipientes de cristal con tapas herméticas.
Después de extraer la leche, etiquete claramente el recipiente con su nombre y la fecha en que la recogió. También es mejor almacenar la leche materna en pequeñas tandas de 2 a 4 onzas, especialmente para los recién nacidos, ya que no es seguro recalentarla varias veces.