El final de la vida: Cómo afrontar la ansiedad y la depresión

La gente suele dar por sentado que las personas a las que se les diagnostica una enfermedad potencialmente mortal sufrirán automáticamente una depresión.

Es cierto que las personas que se enfrentan a una enfermedad grave tienen más probabilidades de sufrir depresión o ansiedad que las personas sanas. Un estudio sobre pacientes con cáncer en fase terminal, por ejemplo, reveló que al menos el 17% estaba clínicamente deprimido. Otras investigaciones apuntan a que un número aún mayor de personas con enfermedades terminales cumplen los criterios de la depresión mayor.

Los expertos señalan que es perfectamente natural sentirse asustado, triste y ansioso ante la muerte y el proceso de morir. Esto se debe a que las personas se enfrentan a algo que nunca antes habían tenido que afrontar. Pero el equipo de cuidados paliativos puede ayudarles a superar estos sentimientos.

Sin embargo, la verdadera depresión clínica va más allá de la tristeza y la ansiedad habituales. Es importante entender la diferencia entre este tipo de depresión y el proceso normal de duelo que se produce en todas las personas que se enfrentan a la muerte. La depresión clínica suele estar infradiagnosticada, pero debe ser identificada y tratada.

Estos son algunos de los signos que indican que usted o su ser querido pueden estar experimentando una depresión clínica:

  • No tiene ganas de hacer las actividades que normalmente disfruta, incluso si son cosas que todavía puede hacer físicamente.

  • Incluso cuando participa en cosas que antes disfrutaba, se da cuenta de que está obteniendo poco placer de ellas.

  • Tiene cambios importantes en los hábitos de sueño o de alimentación: duerme o come mucho más o mucho menos de lo habitual. (Estos síntomas a veces pueden ser los efectos secundarios de ciertos medicamentos o tratamientos).

  • Te alejas de tus amigos y familiares.

  • Piensas o hablas seriamente sobre el suicidio.

Si ves estos signos en un ser querido, o descubres que tú mismo los estás experimentando, es importante que hables con tu médico o con alguien de tu equipo de atención sobre ellos. Obtenga ayuda médica inmediata si usted o un ser querido tiene pensamientos suicidas.

La depresión clínica en alguien que está muriendo puede ser tratada.

Los tratamientos antidepresivos funcionan tan bien en los pacientes de cuidados paliativos como en la población general. Los tratamientos más eficaces para la depresión clínica suelen combinar la psicoterapia a corto plazo con los medicamentos antidepresivos necesarios.

¿Y si lo que está experimentando es pena y ansiedad, y no una depresión a gran escala? En este caso puede que no necesites medicamentos para la ansiedad o la depresión, pero eso no significa que tu equipo de atención no pueda ayudarte.

Los profesionales de los cuidados paliativos señalan que hacer frente a estas emociones a menudo implica educar no sólo a la persona que se enfrenta al diagnóstico, sino también a las personas que la cuidan sobre lo que pueden esperar. Gran parte de la ansiedad y las emociones negativas asociadas a una enfermedad potencialmente mortal provienen de la sensación de impotencia y de no saber qué está pasando. El trabajador social y otros miembros del equipo de cuidados paliativos pueden responder a sus preguntas, trabajar con usted a través de la terapia de conversación y ayudarle a vivir lo mejor posible durante todo el tiempo que pueda.

Gran parte de la ansiedad al final de la vida puede provenir de no hablar. Tanto la persona moribunda como las personas que la rodean suelen ser reacias a hablar de lo que está ocurriendo porque piensan que hacerlo afectará al otro. El equipo de cuidados paliativos puede ayudar a la familia a hablar con calma y sin alarmismos sobre el proceso, disipando gran parte de la ansiedad y facilitando a todos.

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