Haz ejercicio
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Es un círculo vicioso: te duele, así que no haces ejercicio; pero sin ejercicio, puedes perder tono y fuerza muscular, lo que empeora el dolor. Afortunadamente, incluso el ejercicio leve libera endorfinas, las sustancias químicas del cerebro que te hacen sentir bien y que levantan el ánimo y bloquean el dolor. Pregunte a su médico si los ejercicios aeróbicos, de fortalecimiento o de estiramiento pueden dar a su cuerpo el impulso -y el alivio- que necesita. ?
Practica la relajación
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Parece muy obvio, pero pocos de nosotros nos tomamos el tiempo necesario para dejar de hacer lo que estamos haciendo y calmar nuestra mente. Las técnicas de control del estrés, como la respiración profunda, la meditación y la biorretroalimentación, relajan el cuerpo, lo que ayuda a aliviar el dolor. Habla con tu médico para saber más. Mientras tanto, baja el ritmo, cierra los ojos, inspira y espira.
Evita el alcohol
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Necesitas una buena noche de sueño para ayudar a calmar las tensiones que el dolor provoca en tu cuerpo. Aunque una copa puede ayudarte a conciliar el sueño, cuando el alcohol se descompone en tu cuerpo, provoca un sueño poco profundo, acorta el tiempo importante del sueño REM e incluso puede despertarte. El resultado: Una noche menos reparadora.
Dejar de fumar
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Algunas personas encuentran un alivio temporal del estrés y el dolor con un cigarrillo rápido. La ironía es que fumar puede, en realidad, aumentar el dolor a largo plazo. Retrasa la cicatrización, empeora la circulación y aumenta las posibilidades de sufrir problemas degenerativos de disco, una de las causas del dolor lumbar. Pregunta a tu médico por los programas y medicamentos para dejar el hábito.
Come bien
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Quieres hacer todo lo posible para ayudar a tu cuerpo, no obstaculizarlo. Una forma de mantener tu cuerpo fuerte es una dieta nutritiva. Comer bien mejora el nivel de azúcar en sangre, ayuda a mantener el peso en un rango saludable, reduce las probabilidades de padecer enfermedades cardíacas y facilita la digestión. Procura llevar una dieta rica en productos frescos, proteínas bajas en grasa y cereales integrales.
Diario
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Ayuda a tu médico a ayudarte. Al final de cada día, anota una "puntuación de dolor" entre 1 y 10. Luego anota lo que has hecho ese día... y cómo te han hecho sentir esas actividades. Lleva el diario a tu próxima cita... Puede dar a tu médico información para que pueda entender mejor tu dolor y tratarte con mayor eficacia.
Date un tiempo de descanso
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No te exijas demasiado. Establezca límites. Eso puede significar decir "no" a eventos como fiestas cuando necesitas el descanso. Puede ser reservar masajes regulares. O concertar una cita ineludible para cenar con buenos amigos para levantar el ánimo. La forma de cuidarte es única para ti... y también depende de ti.
Distráete
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Una potente receta para el alivio es mantenerse ocupado con actividades que alejen tu mente del dolor, en lugar de centrarte en él. Toma esa clase de cocina a la que le has echado el ojo, únete a un club de jardinería, prueba el yoga. Aunque no puedas controlar el dolor, puedes controlar el resto de tu vida. Ponte en marcha.
Conozca sus medicamentos
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Debes conocer los medicamentos que tomas, lo que pueden hacer por ti y sus efectos secundarios. Tu objetivo es tener un estado de ánimo y un nivel de actividad normales... Si no lo consigues, puede que otro medicamento sea mejor para ti. ¿Cuáles son sus opciones? Sea proactivo, haga preguntas y busque respuestas.
Pide ayuda
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Pedir ayuda es un gran hábito que debes desarrollar. Está bien que cuentes a tus amigos y familiares lo que sientes y lo que necesitas, porque no lo sabrán de otra manera. Aprende más sobre tu enfermedad y comparte lo que descubras con las personas que te rodean. No estás solo: una de cada tres personas sufre dolor crónico.