Síndrome de Plica de la Rodilla: Síntomas, causas y tratamiento

Hay muchas causas de dolor de rodilla, pero el tuyo podría ser el resultado de una pequeña parte de tu rodilla llamada plica.

La plica de la rodilla y el síndrome de la plica

Una plica es un pliegue en el fino tejido que recubre la articulación de la rodilla. La mayoría de las personas tienen cuatro de ellas en cada rodilla. Te permiten doblar y mover la pierna con facilidad.

Uno de los cuatro pliegues, la plica medial, a veces se irrita a causa de una lesión o si se hace un uso excesivo de la rodilla. Esto se conoce como síndrome de la plica. Puede ocurrir con el tiempo en personas que corren, montan en bicicleta o utilizan una máquina de escaleras, o si empiezas a hacer más ejercicio del habitual. También puede aparecer tras un traumatismo en la rodilla, como un golpe con el salpicadero durante un accidente de tráfico.

Síntomas

Si tienes el síndrome de la plica, la rodilla puede doler e hincharse. Puede bloquearse, ceder, engancharse o hacer un chasquido.

Las personas que lo padecen dicen que su rodilla no se siente estable. Les duele al subir o bajar las escaleras. Se siente dolorida y puede ser peor por la noche o cuando se está activo. Puede doler al ponerse en cuclillas, agacharse o levantarse después de estar sentado durante mucho tiempo.

Cómo obtener un diagnóstico

Puede ser difícil diagnosticar el síndrome de la plica de la rodilla. Los signos son como los de otros problemas de rodilla. Por eso es importante que acudas a tu médico para averiguar la causa de tu dolor.

El médico le preguntará cómo se siente y le hará un examen físico. Aunque una radiografía no puede mostrar el síndrome de la plica de la rodilla, es posible que el médico quiera hacérsela de todos modos para descartar otros problemas de rodilla.

Tratamiento

Los problemas de plica de la rodilla suelen mejorar sin necesidad de cirugía. Tendrás que descansar la rodilla durante un tiempo y ponerte hielo. El médico puede sugerirte que tomes un analgésico antiinflamatorio, como el ibuprofeno o el naproxeno, y que estires los músculos de las piernas, especialmente los cuádriceps y los isquiotibiales. Algunos ejercicios pueden ayudar a fortalecer esos músculos con el tiempo para evitar que el problema vuelva a aparecer. Entre ellos están las flexiones de piernas rectas, las mini sentadillas, caminar, montar en bicicleta estática o nadar. Puedes acudir a un fisioterapeuta para que te dé un régimen específico que te ayude con el dolor.

Si el problema no mejora, el siguiente paso puede ser la cirugía, probablemente un tipo llamado artroscopia. El cirujano realiza pequeños cortes e introduce una diminuta cámara y una fina herramienta para ver y eliminar el tejido dañado. Tras la operación, el médico probablemente le sugerirá que haga fisioterapia. El ejercicio puede ayudar a aliviar la rigidez y la hinchazón mientras se cura. Ayuda a que la rodilla se fortalezca.

Si te duele la rodilla y no sabes por qué, pide cita con tu médico. Descansa del ejercicio intenso. Utiliza hielo. Y cuida bien esas rodillas: las necesitas para mantenerte fuerte y sano.

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