Por Kara Mayer Robinson
Su vida sexual puede cambiar con el cáncer de ovario. Los cambios hormonales y los tratamientos pueden hacer que su cuerpo se sienta diferente. Sus emociones también pueden cambiar su forma de sentir el sexo.
Aunque su vida sexual cambie, puede seguir siendo satisfactoria. La mayoría de las mujeres con cáncer de ovario siguen sintiendo placer al tocarse, llegan al orgasmo y tienen una vida sexual saludable.
Cambios comunes
Los síntomas y la carga mental del cáncer de ovario pueden afectar a cómo te sientes con respecto al sexo, tanto física como emocionalmente.
Su cuerpo puede sentirse débil o cansado por el tratamiento. Los cambios hormonales pueden provocar síntomas de menopausia, como sequedad vaginal y sofocos. Los cambios en los estrógenos pueden hacer que su vagina se sienta seca o tensa, lo que puede resultar incómodo o doloroso durante las relaciones sexuales.
Puede notar un cambio en su deseo sexual o libido. Es posible que tenga menos pensamientos sobre el sexo o que la idea del sexo la desanime.
Si se siente diferente con respecto a su cuerpo o a su aspecto, esto puede afectar a cómo se siente al mantener relaciones sexuales. Puede que no te sientas como tú misma tras los cambios físicos como la hinchazón, la pérdida de pelo o el aumento de peso. Es habitual sentirse emocionalmente distanciado o alejado de su cuerpo.
La medicación también puede afectar a su deseo sexual. Algunos medicamentos utilizados durante y después del tratamiento, como los ansiolíticos, los antidepresivos, los medicamentos contra las náuseas y los analgésicos opiáceos, pueden reducir su deseo sexual.
Cómo gestionar los cambios y mejorar su vida sexual
Incluso con los cambios producidos por el cáncer de ovario, hay muchas cosas que puede hacer para sentirse bien y tener una vida sexual satisfactoria.
Controle la sequedad vaginal.
Para que el sexo sea más cómodo, pruebe un lubricante vaginal. Elija un gel a base de agua. Evita los lubricantes a base de aceite, la vaselina y las lociones para la piel.
Para una mejora a largo plazo, prueba una crema hidratante vaginal. Los humectantes vaginales no son hormonales y ayudan a renovar el tejido vaginal. Pueden proporcionarle un alivio duradero del picor y la irritación y mejorar su revestimiento vaginal. Aplícate la crema hidratante regularmente, a la hora de acostarte. Acuérdate de hidratar también la vulva.
Sé suave. Evita los desodorantes, las duchas vaginales, los jabones fuertes, las lociones y los perfumes cerca o en la zona vaginal.
Aprende a relajar los músculos vaginales.
Si sientes dolor durante las relaciones sexuales, es posible que aprietes los músculos vaginales porque te preocupa que te duela. Esto hace que tu vagina esté más tensa y puede crear más fricción e irritación durante el sexo.
Prueba las técnicas de relajación para ayudarte a controlar los músculos vaginales. Al tensar y relajar los músculos, los controlarás mejor y podrás relajarlos más durante las relaciones sexuales.
Busca nuevas técnicas.
Puede que lo que hacías antes no funcione tan bien ahora. No pasa nada. Prueba cosas nuevas para encontrar lo que es más cómodo y placentero ahora.
Prueba nuevas posiciones sexuales. Ve despacio. Algunas cosas pueden funcionar y otras no. Intenta abordar tu vida sexual con sentido del humor y paciencia. Puede que te lleve tiempo encontrar tu nuevo repertorio sexual.
Pruebe el auto-tacto.
Descubre lo que te da placer sin la presión de las relaciones sexuales. Explora tu cuerpo. Prueba un vibrador. O haz que tu pareja lo utilice contigo para encontrar nuevas formas de sentirte bien. Disfruta del proceso de conocer mejor tu cuerpo y lo que te hace sentir bien.
Concéntrate en los juegos preliminares.
Si tu cuerpo tarda más en excitarse sexualmente, los juegos preliminares pueden ayudarte. A medida que tu cuerpo se excita durante los juegos preliminares, tu cuerpo empezará a producir una lubricación natural para prepararte para el sexo.
Apuesta por la calidad en lugar de la cantidad.
Los síntomas del tratamiento, como la fatiga, la hinchazón y el dolor, pueden limitar la frecuencia con la que desea mantener relaciones sexuales. Intente apostar por la calidad en lugar de la cantidad. Planee tener relaciones sexuales cuando se sienta mejor. Dése tiempo para tener ganas.
Hable con su pareja.
Comuníquese abiertamente con su pareja. Sea sincero. Hable de cómo se siente física y emocionalmente. Es posible que su pareja esté preocupada por si le hace daño durante las relaciones sexuales. Intente abordar juntos los cambios en su vida sexual.
Hable con su médico.
Cuéntale a tu médico los cambios y las preocupaciones. Es posible que su médico no saque el tema del sexo, por lo que es importante que usted lo haga.
Busque un miembro de su equipo médico, como una enfermera, un oncólogo o un trabajador social, con el que se sienta cómodo para hablar. Ten preparada una lista de preguntas para tu próxima cita.
Tu médico puede hacer cambios en tu medicación, recomendarte fisioterapia para fortalecer tu suelo pélvico o recomendarte un terapeuta sexual.
Habla con un terapeuta o experto en salud sexual.
Habla con un educador sexual, consejero o terapeuta. Pueden ayudarte a trabajar con técnicas mente-cuerpo para ayudarte con la intimidad. Pueden ayudar con los problemas físicos y los problemas emocionales para ayudarte a sentirte mejor contigo misma y mejorar tu vida sexual.
Anímate.
Haz cosas que te hagan sentir bien contigo misma. Aprende a aceptar tu aspecto natural. O prueba nuevas pelucas, sombreros, pañuelos o ropa que te hagan sentir más atractiva. Rodéate de gente con la que te sientas bien. Prueba la meditación o el yoga. Haz más cosas que te hagan feliz.