¿Por qué el bebé no come?

¿Te sientes frustrado durante la hora de la comida de tu bebé? El doctor te ayuda a entender los problemas de alimentación más comunes y te ofrece soluciones a los dilemas más difíciles a la hora de comer.

En primer lugar, relájate. Aunque los obstáculos en la alimentación son frustrantes, si tu bebé crece y se desarrolla con normalidad, no suele haber motivos para preocuparse.

7 problemas comunes de la alimentación del bebé

Rechazo de la comida

Los bebés rechazan la comida por muchas razones: Pueden estar llenos, cansados, distraídos o enfermos. Tal vez el horario de alimentación del bebé simplemente no es su horario de alimentación. No te preocupes, un bebé siempre comerá si tiene hambre, así que si tu pequeño manotea la cuchara, se aparta o cierra la boca, te está diciendo que ya ha tenido suficiente por ahora. Asegúrate de que tu bebé se alimenta con alimentos sanos y de que la comida basura no le llena antes.

Intenta confiar en que tu bebé sabe cuánta comida necesita, y nunca lo alimentes a la fuerza, ya que esto puede convertir el momento de la alimentación en un momento de lucha. Dicho esto, si la negativa a comer te preocupa, habla siempre con tu pediatra.

Evitar los alimentos nuevos

Casi todos los niños pasan por un periodo de rechazo a los nuevos alimentos. Afortunadamente, la mayoría de los niños superan esta fase, aunque a veces pueden tardar semanas, incluso meses.

Ayude a su bebé a aceptar más fácilmente los nuevos alimentos asegurándose de que el nuevo alimento se parezca a un favorito conocido, por ejemplo, puré de zanahorias y puré de boniato, o puré de patatas y puré de boniato. A continuación, empezando con porciones muy pequeñas, ofrézcale suavemente el nuevo alimento tres veces durante la comida. Si lo rechaza, no exageres; pasa a otro alimento que sepas que le gusta. Intenta ofrecerle el mismo alimento en otra comida.

Bebé quisquilloso, comilón

Es el lamento de muchos padres: Mi bebé es muy quisquilloso.

Hay muchas razones por las que los bebés pueden ser quisquillosos con la comida. Puede que le estén saliendo los dientes, que esté cansado, que aún no esté preparado para comer sólidos o que, simplemente, no necesite tanta comida como le estás dando. Los alimentos que le resultan familiares reconfortan a tu bebé en los momentos de estrés y de gran actividad. Aunque el picoteo puede durar un tiempo, rara vez es duradero.

Náuseas

La mayoría de los bebés están preparados para los alimentos sólidos entre los 4 y los 6 meses, pero a algunos les cuesta manejar los sólidos al principio. ¿Cuál es el resultado? El bebé parece tener arcadas durante las tomas.

Si a tu bebé le cuesta tragar los alimentos sólidos, prueba a poner menos cantidad de comida en la cuchara. Si su bebé sigue teniendo arcadas, es posible que aún no esté preparado para los sólidos. El médico de tu hijo también puede comprobar si hay otras razones para las arcadas persistentes.

Hacer un lío

A veces llamada "alimentación en el suelo", suele haber una fase de desorden cuando el bebé parece pasar más tiempo jugando con la comida o dejándola caer que comiéndola.

Estos clásicos signos de independencia alimentaria suelen aparecer en torno al noveno mes de vida del bebé, cuando el pequeño está ansioso por controlar las tomas e interactuar con su comida. Aunque dejar que el bebé maneje la cuchara suele suponer un desorden, este paso es importante para ayudarle a aprender, a crecer y a ser más autosuficiente.

Alergias e intolerancias alimentarias

Las alergias alimentarias, que activan el sistema inmunitario, se dan hasta en un 8% de los niños y pueden aparecer de forma repentina, con síntomas que van desde la diarrea, los vómitos, la erupción cutánea o el dolor de estómago hasta los problemas respiratorios y la hinchazón facial o corporal. Las alergias alimentarias más comunes entre los niños son a la leche, la soja, los huevos, el trigo, los frutos secos y el marisco, aunque los niños (y los adultos) pueden ser alérgicos a cualquier alimento.

Las intolerancias alimentarias son más frecuentes que las alergias alimentarias. Aunque los síntomas pueden ser similares, las intolerancias alimentarias afectan al sistema digestivo del niño, no al sistema inmunitario. Las intolerancias alimentarias más comunes incluyen problemas con la lactosa, el maíz o el gluten. Los síntomas de una intolerancia alimentaria incluyen gases, hinchazón, diarrea y dolor de barriga.

Regurgitación, reflujo o vómitos

Regurgitar parece ser una ocupación casi universal de los bebés. La buena noticia es que las regurgitaciones tienden a desaparecer cuando los bebés cumplen un año. Puedes reducir las posibilidades de que tu bebé regurgite haciéndole eructar con regularidad, evitando sobrealimentarle, manteniéndole erguido mientras le das de comer y evitando jugar con él inmediatamente después de comer.

El reflujo se produce cuando el contenido del estómago regresa al esófago del bebé. Para ayudar a controlar el reflujo, alimenta al bebé un poco menos o más despacio en cada comida; cambia o afloja el pañal del bebé; mantenlo erguido después de comer durante al menos 30 minutos (por ejemplo, siéntalo en un columpio o en una silla de coche); limita el juego activo después de comer; eleva la cabecera de la cama del bebé apoyando el colchón (no con almohadas o peluches) bajo la cabeza del niño.

Los vómitos, cuando la comida sale con más fuerza, pueden tener muchas causas: un sistema digestivo inmaduro, una infección, la medicación y el mareo, por nombrar algunas. Aunque los vómitos suelen mejorar por sí solos, llame al pediatra si su bebé parece deshidratado, tiene vómitos fuertes o vomita durante más de 24 horas, ve sangre en el vómito, el niño parece tener dolor o no puede retener líquidos. Los vómitos intensos en los bebés pueden estar causados por una afección física denominada estenosis pilórica, que impide que los alimentos pasen al intestino desde el estómago. Esta afección, que suele producirse entre las 4 y las 8 semanas de vida, requiere una corrección quirúrgica.

Los problemas de alimentación del bebé pueden deberse a muchas causas, por lo que siempre es conveniente hablar con el pediatra si te preocupa, sobre todo si tu hijo no crece adecuadamente o no alcanza sus objetivos.

Llame al pediatra de su hijo si su bebé parece estar perdiendo peso, está letárgico, parece estar deshidratado, tiene vómitos, arcadas o diarrea persistente o relacionada con ciertos alimentos, tiene dolor abdominal o simplemente si tiene preguntas o preocupaciones.

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