Cuando se tiene osteoporosis, los efectos de una fractura ósea van más allá del dolor y las molestias iniciales. Conozca las fracturas más comunes y cómo pueden afectar a su vida.
Las fracturas más comunes en las personas con osteoporosis se producen en la columna vertebral, la cadera, la muñeca y el antebrazo. Cada una tiene sus propios efectos a largo plazo, pero tienen algunas cosas en común.
Problemas generales de las fracturas por osteoporosis
No hay dos fracturas exactamente iguales. Los efectos en su vida dependen del hueso que se rompa y de su gravedad. Pero algunas cosas que puedes esperar son:
Dolor. Esto es diferente para cada persona. La fractura en sí puede tardar meses en curarse, pero el dolor puede persistir durante años. Puede tener un efecto dominante en los demás huesos, músculos y articulaciones, ya que se cambia la forma de hacer las cosas para intentar que duela menos. Vivir con dolor también puede afectar a tu calidad de vida, a tu sueño y a tu estado de ánimo, y a veces te lleva a la depresión. Habla con tu médico, que puede sugerirte:
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Medicamentos
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Calor y hielo
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Una abrazadera
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Terapia física, incluyendo masajes, acupuntura y acupresión
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Técnicas mente-cuerpo como las imágenes guiadas, la biorretroalimentación y el entrenamiento en relajación
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Cirugía
Problemas de movimiento. Las fracturas de columna y de cadera, en particular, pueden dificultar los desplazamientos. Afectan a la hora de caminar, agacharse, empujar y tirar. Puedes ayudarte utilizando herramientas como un bastón, un andador o alcanzadores de mango largo.
Cuando no te mueves mucho, tienes más probabilidades de sufrir problemas como enfermedades cardíacas, cáncer, diabetes de tipo 2 y trastornos mentales, como la ansiedad. Tu médico puede ayudarte a encontrar formas de prevenir o tratar estos problemas.
Problemas emocionales. Puede ser difícil cuando las cosas que antes eran sencillas requieren más tiempo o energía debido a una lesión, o cuando no puedes hacerlas en absoluto. También puede resultar más difícil salir de casa, ver a los amigos y retomar la vida social habitual. Todo ello puede afectar a tus relaciones. Acude a un profesional de la salud mental que pueda ayudarte a gestionar los problemas que puedas tener de ira, ansiedad, desesperanza o sensación de pérdida de dignidad.
Fracturas de la columna vertebral
Cuando las vértebras -los pequeños huesos de la columna vertebral- se adelgazan y debilitan, no hace falta una caída para romperlas. Simplemente pueden empezar a desmoronarse. Y es posible que no sientas ningún dolor cuando esto ocurra.
Las vértebras trabajan juntas para sostener el cuerpo, por lo que una fractura puede impedirte doblar, inclinar y girar de la forma en que lo haces cada día, como cuando te atas los zapatos o te duchas. Y una vez que tienes una fractura vertebral, es más probable que tengas otra.
Si más de una vértebra empieza a desmoronarse, puedes tener una postura encorvada que empeora con el tiempo. Se trata de una afección llamada cifosis, o joroba de Dowager. Puede causar un dolor intenso y afectar a los pulmones, los intestinos y el corazón.
Por eso, las fracturas de columna pueden provocar muchos otros problemas, como:
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Estreñimiento
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Falta de apetito
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Dolor de espalda de larga duración
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Pérdida de altura ?
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Daños en los nervios que provocan entumecimiento, hinchazón y dolor
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Dolor en el vientre
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Problemas para respirar
Fracturas de cadera
Al igual que ocurre con las fracturas de columna, las de cadera afectan a la forma en que te mueves y haces las cosas por ti mismo. Y una vez que te has fracturado la cadera, es más probable que vuelvas a hacerlo.
Dado que puedes estar en cama mientras te curas -y no eres muy activo- las fracturas de cadera pueden provocar:
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Llagas en la cama
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Coágulos de sangre en las piernas o en los pulmones
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Pérdida de músculo
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Neumonía
Su equipo de salud le ayudará a evitar o manejar estos problemas.
Fracturas de muñeca y antebrazo
Estas pueden doler mucho, pero no suelen tener los mismos efectos de largo alcance que las lesiones de columna y cadera. Pero aún así pueden causar problemas en tu vida diaria.
Al fin y al cabo, utilizas las muñecas y las manos para muchas tareas de la casa y del mundo. Por ejemplo, si el dolor no desaparece, puede resultarle más difícil escribir, cocinar o realizar tareas básicas de aseo personal como cepillarse los dientes.
Tu médico o un fisioterapeuta o terapeuta ocupacional pueden ayudarte a encontrar soluciones a estos problemas.