Por qué su hijo se comporta así: Mentiras, bromas, dramas y más

La doctora habla con expertos en paternidad sobre por qué los niños mienten, actúan de forma dramática, hacen bromas y mucho más.

Justo cuando crees que tu hijo es capaz de actuar casi como un "adulto", o al menos más maduro que antes, hace algo que te hace preguntarte en qué está pensando.

Exageran la verdad, fingen que no te escuchan o estallan en lágrimas aparentemente por nada. Se burlan y balbucean como si aún fueran bebés. ¿Por qué? Suele haber explicaciones sencillas y formas de evitar estos hábitos.

Falsear

Las mentiras pueden ser desde pequeñas ("¡Sí, he hecho la cama!") hasta más grandes ("No, no he pegado a mi hermana"), pero sabes que lo que oyes está muy lejos de la verdad.

Por qué lo hacen:

Porque temen el castigo; o porque se han salido con la suya antes y esperan poder hacerlo de nuevo; o porque no quieren decepcionarte, dice la doctora Michele Borba, autora de The Big Book of Parenting Solutions.

Bromas

Se trata de bromas de buen gusto a amigos, hermanos y otros miembros de la familia, no de acoso.

Por qué lo hacen:

Porque es divertido y puede hacer que el burlón se sienta poderoso, dice Dawn Huebner, PhD, psicóloga clínica en Exeter, N.H., y creadora de la serie What-to-Do Guides for Kids.

Qué hacer al respecto:

Ayude a su hijo a saber cuándo se pasa de la raya y a ser sensible a los sentimientos de los demás.

Cuando su hijo se burle de alguien que no le gusta, llévelo aparte y pregúntele cómo sus comentarios están haciendo sentir a la otra persona. "Impulsa sus habilidades de sensibilidad animándole a fijarse en las reacciones del otro niño y en sus expresiones faciales", dice Borba.

Por supuesto, si las burlas van claramente demasiado lejos, debes intervenir para asegurarte de que los niños están a salvo. Después, llévales aparte para hablar de lo que ha pasado y de cómo evitar que vuelva a ocurrir.

Jugar a las bromas

Por qué lo hacen:

Para reírse, para sentirse poderosos y para sacarte una reacción, dice Huebner.

Qué hacer:

Habla con los niños sobre cuándo y cómo está bien gastar bromas y travesuras, y cómo saber si se pasa de la raya.

La broma, ¿es inofensiva o malintencionada? ¿Hace reír a alguien o lo angustia? ¿Sabe su hijo distinguir la diferencia?

"Los niños a veces tienen más sentido del humor que de las consecuencias, así que puede que tengas que ayudarles a ver cómo la otra persona puede no reírse", dice Borba.

Poner en marcha el drama

Por qué lo hacen:

Para llamar la atención o porque todavía están aprendiendo a manejar sus emociones. Algunos niños pueden estar actuando. Otros "sienten realmente las cosas de forma profunda, intensa. En el momento, están devastados", dice Huebner.

Qué hacer:

No lo premies con tu atención. En su lugar, habla de ello y de otras formas de manejar emociones como la ira, los celos o la frustración. Sé empático. "En el momento, decirle: "Oye, no es para tanto", le parece que estás minimizando el problema. En su lugar, dile que entiendes lo difícil que es la situación o que ves lo frustrada que está".

Comportamiento infantil

Por qué lo hacen:

Para llamar tu atención, o para refugiarse de las expectativas que conlleva su edad real. "Si los niños se sienten abrumados por una exigencia o una determinada tarea, pueden recurrir al lenguaje infantil o empezar a decir "no puedo"", dice Huebner. Algunos niños también lo hacen debido a un cambio importante o a un trauma, dice Borba.

Qué hacer:

Pídeles que usen su voz "normal", dice Huebner. Suele ser una fase pasajera, así que no le prestes demasiada atención.

Ignorarte

Por qué lo hacen:

Puede que estén tan metidos en lo que están haciendo que sinceramente no te escuchan, dice Huebner. O puede que te ignoren activamente. Puede que no sea sólo porque no les guste lo que dices. Puede ser que piensen que hablas demasiado. "Cuando estamos haciendo toneladas de órdenes, una y otra vez, algunos niños realmente pueden escuchar menos", dice Borba.

Qué hacer:

Llama su atención antes de hablar. "Acércate a tu hijo, tócale el hombro, para que captes su atención", dice Huebner. Luego, una vez que hayas terminado de hablar, pídele al niño que te repita lo que has dicho. Decir menos, pero de forma más estratégica, puede ayudar a que te presten atención.

Interrumpir

Por qué lo hacen:

Es posible que aún no conozcan las señales adecuadas para conversar y cómo esperar su turno para hablar. O puede que se hayan salido con la suya, dice Borba.

Qué hacer:

Explica que, cuando alguien está hablando, hay que esperar a que la otra persona haga una pausa o termine antes de intervenir. "Si los niños no están seguros de que la otra persona haya terminado, no pasa nada por decir: 'Disculpe', y luego esperar a que le reconozcan", dice Huebner. Además, asegúrese de no interrumpir a la gente, ya que usted es el modelo más poderoso de su hijo.

Decir que hoy no ha pasado nada

Por qué lo hacen:

Es posible que los niños no sepan elegir lo que puede ser de interés para hablar. O puede que el momento no sea el adecuado. Puede que necesiten tiempo para desconectar o reponer fuerzas antes de hablar, dice Huebner.

Qué hacer:

Haga preguntas atractivas en el momento adecuado. Fíjese en el momento en que su hijo está más hablador. ¿Es después de la escuela? Más tarde?

A continuación, haz preguntas concretas como "¿Qué has hecho en arte?" o "Cuéntame algo que te haya hecho sentir orgulloso hoy". Evita las preguntas demasiado vagas o las que obtendrán una respuesta de "sí" o "no".

Procrastinar

Por qué lo hacen:

Quieren evitar una tarea difícil o desagradable. O pueden estar más interesados en algo divertido. O sinceramente no se dan cuenta del tiempo que necesitan para una tarea.

Qué hacer:

Inicia rutinas que disuadan de procrastinar: Vestirse va antes del desayuno, los deberes se hacen antes del tiempo de juego o de los aparatos electrónicos, los juguetes se recogen antes de la lectura nocturna, etc.

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