Una nueva conciencia

Enchúfate al nuevo giro más caliente de la biorretroalimentación

Una nueva conciencia

La biorretroalimentación entrena tu cerebro para tratar enfermedades.

De los archivos del médico

21 de febrero de 2000 (San Francisco) - Parece una escena de una película de ciencia ficción de los años 50: Los pacientes con electrodos conectados a sus cráneos se sientan profundamente concentrados, enfocando sus mentes para controlar los pitidos y las líneas garabateadas producidas por un monitor electrónico.

Ahora estas fantásticas visiones se están desarrollando con creciente frecuencia en clínicas médicas reales de todo el país; personas con epilepsia, trastorno por déficit de atención y otras formas de enfermedad mental grave están tratando estas dolencias aprendiendo a controlar los patrones eléctricos de sus propios cerebros. Esta terapia, conocida como neurorretroalimentación, se está convirtiendo en el nuevo giro de la biorretroalimentación.

Aunque la biorretroalimentación fue desarrollada por primera vez por psicólogos, sus usos principales han sido para las enfermedades por debajo del cuello. La biorretroalimentación estándar enseña primero a tomar conciencia de funciones normalmente inconscientes como el pulso, la digestión y la temperatura corporal, y luego enseña a controlarlas en respuesta a los sonidos u otras señales de los dispositivos de control. Estas técnicas han permitido a los pacientes reducir su presión arterial, desterrar sus dolores de cabeza y controlar su incontinencia sin utilizar fármacos.

Ahora, nuevos conocimientos sobre la biología de las enfermedades mentales han hecho posible tratarlas de forma similar.

Aeróbicos para el cerebro

En la neurorretroalimentación (también conocida como neuroterapia), los terapeutas colocan electrodos en el cuero cabelludo de los pacientes sin afeitar. A través de estos electrodos, un dispositivo mide los impulsos eléctricos del cerebro, los amplifica y luego los registra. Estos impulsos se dividen en diferentes tipos de ondas cerebrales.

Por ejemplo, para concentrarse en una tarea, algunas partes del cerebro deben producir más ondas beta de alta frecuencia. Para relajarse, el cerebro debe producir más ondas theta de baja frecuencia

Mediante un programa similar a un juego de ordenador (sólo que sin joystick), las personas aprenden a controlar la pantalla de vídeo logrando el estado mental que produce el aumento de la onda cerebral deseada. Algunos profesionales lo llaman "aeróbic para el cerebro".

En el caso de la epilepsia, donde antes sólo los medicamentos y la cirugía podían reducir los ataques, la neurorretroalimentación está dando resultados. Un estudio alemán publicado en la revista Clinical Neurophysiology de abril de 1999 descubrió que dos tercios de los pacientes con epilepsia podían reducir su tasa de ataques aprendiendo a controlar las ondas cerebrales de muy baja frecuencia en el córtex.

"En las personas con epilepsia, una parte del cerebro se ha vuelto inestable y, en ocasiones, desencadena un ataque en el resto del cerebro", explica el doctor Siegfried Othmer, físico de Encino (California) que forma a terapeutas de biorretroalimentación. La biorretroalimentación puede ayudar a estabilizar esos circuitos y reducir la probabilidad de convulsiones."

Nueva comprensión

El uso de la neurorretroalimentación para los problemas psiquiátricos depende de los recientes conocimientos sobre estas enfermedades. En la década de 1960, cuando se desarrolló la biorretroalimentación como terapia, se consideraba que la esquizofrenia y el déficit de atención eran principalmente el resultado de un trauma emocional o de una mala crianza. En consecuencia, los profesionales de la biorretroalimentación se centraron primero en problemas evidentemente físicos. Ahora los científicos comprenden mejor los componentes eléctricos y químicos de las enfermedades mentales, lo que crea oportunidades para la neurorretroalimentación.

Los niños con trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) utilizan juegos de neurorretroalimentación para reducir las ondas theta y aumentar las ondas beta, lo que aumenta su capacidad de atención. El doctor Joel Lubar, psicólogo de la Universidad de Tennessee, en Knoxville, que originó el tratamiento con neurorretroalimentación para el TDAH en la década de 1970, afirma que la neurorretroalimentación puede producir algunos de los mismos cambios en las ondas cerebrales que los fármacos utilizados para tratar el trastorno.

En un estudio de 1998 publicado en el número de diciembre de Applied Psychophysiology and Biofeedback, unos investigadores de Ontario (Canadá) enseñaron a pacientes con TDAH estrategias de biorretroalimentación y aprendizaje. Descubrieron una mejora significativa de los síntomas (como la impulsividad y la falta de atención) tras 40 sesiones de biorretroalimentación del EEG, así como un cambio en la proporción de ondas beta y theta.

"La biorretroalimentación no sólo puede ayudar a un niño a utilizar ondas cerebrales que no suele emplear, sino que también puede ayudar a aumentar el flujo sanguíneo a partes específicas del cerebro relacionadas con el TDAH", dice Lubar. "Utilizado con terapias de comportamiento que incorporan habilidades en el aula y en los deberes, la neurorretroalimentación puede ayudar a estos niños a ser menos dependientes de estimulantes como el Ritalin".

Más de 700 grupos de todo el país utilizan la biorretroalimentación EEG para el TDA/TDAH, según la Asociación de Psicoterapia Aplicada y Biorretroalimentación, una organización de profesionales de la biorretroalimentación. Los terapeutas del TDAH han informado de que los pacientes experimentan una mejora significativa del 60 al 80% de los síntomas y una necesidad mucho menor de medicamentos.

J. Alan Cook, médico psiquiatra de Mt. Vernon (Washington), lo utiliza para entre el 25 y el 35% de sus pacientes, tratando problemas como la depresión, la adicción, el trastorno bipolar y el TDAH. "Una vez completado el entrenamiento, los pacientes parecen conservar los beneficios a largo plazo", afirma.

Cruzando una nueva frontera en la neuroterapia, investigadores de Londres (Inglaterra) informaron en el International Journal of Psychophysiology de diciembre de 1999 de que un grupo de esquizofrénicos había utilizado la neurorretroalimentación para crear algunos de los mismos patrones eléctricos que los fármacos para la esquizofrenia producen en el cerebro. Aunque los investigadores no pudieron determinar a partir de este breve experimento cómo podría afectar la neurorretroalimentación a los síntomas de los pacientes, lo consideraron un primer paso exitoso hacia el desarrollo de un nuevo tratamiento.

A medida que los científicos entienden mejor cómo funciona el cerebro -o no funciona-, encuentran cada vez más formas de que pueda curarse a sí mismo.

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