Barbara Pardoe: Navegando por los baches de la vida

Los sustos del cáncer de piel, la pérdida del trabajo, un padre enfermo... la miembro de la comunidad médica Barbara Pardoe confía en el humor para superar los momentos difíciles.

En la gran carretera de la vida, no hay mayor bache que preocuparse por las cosas pequeñas. Se consigue muy poco con ello.

Me lo recordaron hace poco cuando me di cuenta de un pequeño bulto en la cara. A eso le siguió un lunar en el cuello que no le pareció bien a mi madre. Así que fui al médico de la piel para que me hiciera una biopsia, que es cuando te cortan una parte de la piel y te dejan pequeños baches en el cuerpo que se vuelven a coser.

Me enteré de que tenía cáncer de células basales (un tipo de cáncer de piel menos grave que el melanoma) en la cara y un crecimiento celular anormal en ese lunar sospechoso del cuello.

Pensé, bueno, lo que me pasa no es nada en el gran esquema de las cosas. A mi padre le habían diagnosticado el año anterior un cáncer de estómago y páncreas inoperable. Pero, ¿tenía que oír todo esto un lunes por la mañana?

Luego, el miércoles, otro bache. Me recortaron el presupuesto de la empresa. Luego, de nuevo al médico de la piel para que me mirara de cerca y me cortara un lunar en la pierna. Esta vez me llamaron y me dijeron: "La sección que hemos extirpado es un melanoma, pero en una fase muy temprana. Vuelva otra vez para que podamos extirpar más tejido como medida de precaución".

Empezaba a parecer que alguien había jugado al golf en la parte posterior de mi pierna y se había olvidado de sustituir el césped. ¡Hablando de baches!

Pero entonces mi padre se convirtió de repente en el centro de todo. En lugar de burlarse de sus nietos y bisnietos, se sentó en silencio, con dolor. Tres días después estaba postrado en la cama y en silencio. El sábado murió en mis brazos. "Oh, me siento mucho mejor ahora" fueron las últimas palabras que pronunció.

Durante el resto del año, aunque tuve más visitas al dermatólogo (y más células anormales extirpadas), me concentré en seguir adelante. Ahora estoy bien, y lo que saqué de todo esto es recordar que hay que ver esos baches como oportunidades para vivir la vida al máximo, mantener el humor en el volante... y seguir avanzando por la carretera.


Publicado originalmente en el número de noviembre/diciembre de 2005 de doctor the Magazine.

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