Burnout del cuidador: Pasos sencillos para la resiliencia

Cuidar a alguien puede desgastarlo emocional y espiritualmente. Estos consejos pueden ayudarle a mantenerse fuerte y resistente.

Encontrar la fuerza como cuidador significa algo más que mantenerse fuerte físicamente. Sí, es importante cuidar el cuerpo, ya que es posible que tenga que agacharse, levantar objetos y realizar otras tareas que pueden hacerle sentir cansado y dolorido.

La fortaleza personal es igual de importante. Cuidar a un ser querido con cáncer, Parkinson, demencia u otra enfermedad médica o mental puede ser agotador, especialmente a largo plazo. Es posible que sientas, o trates de ignorar, una serie de emociones, como la ira, la ansiedad, la depresión, el miedo, el aburrimiento, los celos, la soledad o la culpa.

Para recuperarse día tras día, es crucial prestar atención a sus propias necesidades mentales y espirituales. Algunos pasos sencillos y un cambio de mentalidad pueden ayudar a disminuir la carga de los cuidados. Elige lo que te parece correcto.

Establece límites. ¿Qué funciones estás dispuesto a asumir? ¿Dónde trazas el límite? Puede sentirse bien diciendo que sí a todo, pero eso puede convertirse rápidamente en resentimiento. Piensa en lo que te sientes cómodo haciendo y en lo que no. Deja claros tus límites y cíñete a ellos.

Sé amable contigo mismo. No hay un libro de reglas para tu situación. Vas a experimentar éxitos, fracasos y una serie de emociones. Debajo de la ira, la culpa y la depresión que puedas sentir suele haber mucho dolor. Busca un amigo o terapeuta que pueda escucharte y ayudarte.

Perdona. Si la persona a la que cuidas te ha causado dolor en el pasado, es posible que le guardes rencor. Es normal, pero puede hacer que el duro trabajo de cuidar sea aún más difícil. Piensa en el perdón para dejarlo pasar y avanzar en una dirección positiva.

Sigue tu fe. Cuando uno pasa mucho tiempo lidiando con la enfermedad, puede hacer tambalear su fe. Está bien dudar y cuestionar. Eso forma parte del viaje hacia la aceptación. Si sigues una religión o un camino espiritual, mantén la conexión con ella tanto como puedas. Si ir a los servicios regulares te parece demasiado, tómate un tiempo para el ritual diario o la oración, aunque sólo sean unos minutos. Si no practicas la religión, encuentra la fe en lo que crees y el sentido de la atención que prestas.

Cambia de aires. Es difícil ser el cuidador todo el tiempo. Salga de su papel con su ser querido cuando pueda. Encuentra una actividad que podáis hacer juntos que sea divertida para ambos y que cambie vuestra dinámica, aunque sea durante una hora.

Reajuste su forma de pensar. Una de las pocas cosas que puede controlar es su propia actitud y perspectiva. Como resultado de ser cuidador, ¿ha aprendido algo nuevo sobre sí mismo? ¿Ha profundizado en la relación con un familiar o amigo? Centrarse en los aspectos positivos del cuidado ayuda a equilibrar los desafíos.

Busca apoyo. Aunque no lo sientas, no estás solo. Muchos otros conocen y sienten lo mismo que tú. Busca un grupo de apoyo que se adapte a tus horarios: Te proporciona apoyo emocional, educación y conexión. ?

Aprende y crece. En lugar de castigarte por un error, céntrate en lo que puedes aprender de él. "¿Cómo puedo hacerlo mejor en el futuro?" te hace más fuerte que "debería haberlo sabido".

Siente tus sentimientos. No puedes potenciar la resiliencia si ignoras tus emociones. Encuentra lugares seguros para expresar tus sentimientos -un amigo, un terapeuta o un diario- y déjalos volar.

Utiliza afirmaciones. Elige una para el día, la semana o el mes. Dígasela a sí mismo, establezca un recordatorio en su teléfono inteligente o escríbala en notas y póngalas en su coche o en el espejo del baño. Cada vez que recibas información positiva sobre ti mismo, fortalecerás el músculo de la resiliencia. Intenta decir:

  • Soy suficiente.

  • Me quiero y acepto que tendré días buenos y días malos.

  • No estoy solo.

  • Estoy agradecido por mis seres queridos.

Acuérdate de reír. Permítase encontrar las partes humorísticas del cuidado y ríase cuando le apetezca. Un poco de alegría hace mucho. También es un buen recordatorio de que no todo tiene que ser serio todo el tiempo.

Hot