La gente suele adivinar sus emociones por su cara y su voz. Pero cuando lo que sientes por dentro no coincide con tus expresiones o tu expresión no cambia mucho, se llama afecto plano o embotado. Puede deberse a distintas circunstancias.
Esto se llama afecto plano. Las personas que lo padecen no muestran los signos habituales de emoción, como sonreír, fruncir el ceño o levantar la voz. Parecen indiferentes e insensibles.
El afecto plano puede ser provocado por diferentes condiciones.
Esquizofrenia
Se trata de una enfermedad mental grave y de larga duración. Algunos síntomas son:
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Creer cosas que no son reales (delirios)
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Ver o escuchar cosas que no existen (alucinaciones)
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Pensamiento o discurso desorganizado
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Agitación repentina, confusión y otros comportamientos inusuales
Un afecto plano puede ser un síntoma negativo de la esquizofrenia, lo que significa que sus expresiones emocionales no se muestran. Es posible que hable con una voz apagada y plana y que su rostro no cambie. También puede tener problemas para entender las emociones de otras personas. Puede confundir la alegría y la tristeza, o juzgar mal lo feliz o triste que puede estar la otra persona.
La esquizofrenia es una enfermedad de por vida. Aunque los síntomas hayan desaparecido, tendrá que seguir tomando la medicación y recibiendo terapia. Si los síntomas son graves, es posible que tenga que ir al hospital por su seguridad o la de otras personas.
El entrenamiento en habilidades sociales puede ayudar a cambiar un afecto plano. Es cuando trabajas con un terapeuta u otro experto en salud mental para aprender a comunicarte, interactuar con los demás y manejar las actividades cotidianas.
Depresión
El efecto plano puede ser uno de los síntomas de este trastorno del estado de ánimo. Los investigadores han utilizado fragmentos de películas para estudiar el efecto plano y la depresión. En un pequeño estudio, descubrieron que las personas deprimidas reaccionaban menos a las escenas positivas que las personas con esquizofrenia. Las personas deprimidas también reaccionaban ligeramente más a los clips negativos.
Los expertos no saben exactamente por qué la depresión conduce a un afecto aplanado. Creen que puede estar relacionado con cosas como un problema con la química del cerebro, los genes y los cambios físicos en el cerebro.
Lesión cerebral traumática (TBI)
Este daño cerebral puede producirse tras un accidente de tráfico, una caída o cualquier otra lesión que provoque un fuerte golpe en la cabeza.
El impacto hace rebotar el cerebro de un lado a otro dentro del cráneo. El traumatismo provoca hematomas y hemorragias y desgarra las fibras nerviosas.
La LCT puede dañar una parte del cerebro llamada lóbulo frontal. Ahí es donde comienzan las expresiones emocionales. Un lóbulo frontal dañado puede costarle la capacidad de reconocer o sentir diferentes emociones. El resultado es un afecto plano. También es posible que se pierdan las señales del lenguaje corporal de otras personas. Una lesión cerebral puede incluso cambiar su personalidad.
La LCT puede ser de leve a grave. Sus síntomas pueden desaparecer al cabo de unos meses o pueden durar el resto de su vida.
Su médico le recomendará una combinación de tratamientos. Un logopeda o un neuropsicólogo pueden ayudarle a controlar su afectación plana y a mejorar sus relaciones con la familia y los amigos.
Trastorno del espectro autista (TEA)
Los científicos saben que el autismo y los trastornos relacionados se derivan en parte de la genética, así como de las diferencias en el cerebro.
Las personas con TEA interactúan, se comportan y se comunican de forma inusual. El afecto plano es una de ellas. Su rostro puede parecer a menudo inexpresivo. Su voz puede no cambiar de tono o sonar como un robot. Las personas con TEA también tienen dificultades para leer la voz y el lenguaje corporal de otras personas.
Puede ser difícil diagnosticar condiciones como la ansiedad o la depresión en personas con TEA porque pueden no dar muchas señales externas. Por eso es importante que los cuidadores y los médicos comprueben los cambios en el sueño, el apetito y el estado de ánimo general.
No hay cura para el TEA. Pero la medicación puede ayudar con el nivel de energía, la concentración, la depresión y las convulsiones. Trabajar con un terapeuta puede ayudarle a relacionarse mejor con otras personas.