Vínculo traumático: lo que hay que saber

Cuando una persona permanece en una relación aunque ésta oscile entre el apoyo y el abuso, se trata de un vínculo traumático. Aprenda las señales de una relación de vínculo traumático, por qué ocurre y cómo salir de ella.

Es cuando uno de los miembros de la pareja utiliza indebidamente los sentimientos de miedo, excitación o atracción sexual para atrapar a otro en una relación insana, normalmente íntima.

El maltratador en una relación de este tipo puede hacerle sentir un amor y una excitación intensos en algunos momentos. Pero éstos se alternan con periodos en los que puede ignorarte, maltratarte e incluso abusar de ti.

Y aunque ya no sientas afecto, confianza, amor o atracción por tu pareja, sigues acudiendo a ella para que te cuide y te apoye. Cuando consigues esas cosas, tu cerebro produce sustancias químicas como la oxitocina, la dopamina y otras que ayudan a reforzar el vínculo con tu pareja.

Este ciclo entre la cercanía intensa y el maltrato crea un vínculo que tiene una base tanto emocional como física y tiende a seguir creciendo con el tiempo. Esta es parte de la razón por la que más tiempo pasado con un maltratador puede hacer más difícil dejarlo.

¿Por qué ocurre?

Nuestro cerebro está programado desde el nacimiento para recurrir a una figura de apego cercana cuando nos sentimos amenazados o maltratados. Los padres suelen ser las primeras figuras de apego, pero esto cambia naturalmente en la edad adulta a un cónyuge o pareja romántica.

Por extraño que parezca, cuando el abuso proviene de una pareja íntima, a menudo nuestra tendencia es buscar ayuda y atención de esa misma persona. Para empezar, su historia con la persona, especialmente si es larga, crea un fuerte vínculo, lo quiera o no.

También hay una fuerte tendencia en los humanos a resolver los opuestos en nuestra mente. (Los psicólogos llaman a este conflicto de opuestos disonancia cognitiva). Por ejemplo, si el maltratador es ahora el cuidador, nuestra mente tiende a racionalizar su comportamiento: Tal vez fue un malentendido, o estaban teniendo un mal día, o tú hiciste algo mal.

Probablemente no hace daño el hecho de que los maltratadores suelen ser expertos en cuidar las mismas heridas que crean en primer lugar y prometen cambiar completamente su comportamiento.

Y, por supuesto, hay períodos en los que el maltratador actúa con gran cuidado, apoyo y aparente afecto. Estas podrían ser algunas de las cosas que te atrajeron a ellos en primer lugar. Esto impulsa aún más la tendencia a explicar el mal trato y el comportamiento para resolver la disonancia cognitiva.

Cuáles son las señales de advertencia de un vínculo traumático?

Hay algunas cosas que puedes notar en tu propio pensamiento y comportamiento que pueden sugerir una relación de vínculo traumático:

  • Justifica un comportamiento abusivo que sabe que está mal. Si tu pareja te insulta, te grita o incluso te pega, dices que es porque lo está pasando mal o ha tenido una infancia infeliz. Este es un signo muy fuerte de un vínculo traumático.

  • Confías en los que no son de fiar. Aquí sigues extendiendo la confianza y la buena voluntad a tu pareja, a pesar de que, según cualquier estándar razonable, ha violado esa confianza una y otra vez.

  • Quieres irte pero no puedes. Puede que incluso decidas marcharte y luego te sientas atraído de nuevo. Puede que ni siquiera te guste estar cerca de tu pareja. Pero cuando no está cerca, siente una sensación de pánico que le abruma. Algunos confunden este sentimiento con el amor, pero a menudo tiene su origen en el miedo y en un trauma previo.

  • No desearías tu relación a tus amigos y seres queridos. Entonces, ¿por qué lo desearías para ti? Algunos se convencen de que las emociones fuertes hacen que la relación sea única y diferente para ti. Este sentimiento no es amor, sino el propio vínculo traumático.

Las personas que han tenido relaciones inestables o difíciles en su infancia pueden ser más propensas a terminar en relaciones de vínculo traumático. Esto podría ser especialmente evidente con una pareja abusiva que le recuerda mucho a un cuidador o padre tóxico. Puedes estar preparado para responder de cierta manera a patrones de tratamiento y comportamiento muy similares.

Además, los traumas de la infancia pueden hacer que te sientas emocionalmente insensible. Una persona tóxica o una situación peligrosa pueden atraerte porque la intensidad aleja el adormecimiento y estimula los sentimientos, aunque no sean sanos o racionales.

Qué puedes hacer para romper un vínculo traumático?

Infórmate sobre el tema. Cuanto más sepas sobre cómo funciona el vínculo traumático, más fácil será ver las señales de alerta tanto en ti como en tu pareja.

Corta el contacto. Aunque es difícil de hacer, es una herramienta muy eficaz para ayudar a romper el poder del vínculo traumático. Funciona porque pone fin al tira y afloja de emociones que ayuda a formar el vínculo y lo mantiene. Puede ser muy difícil al principio, pero debería ser más fácil con el tiempo. También puedes intentar un contacto mínimo si tienes que tratar temas necesarios como la custodia de los hijos o la propiedad compartida.

Busca ayuda. Por mucho que sepas que está mal para ti, puede ser difícil salir de una relación abusiva y traumática. Un especialista en salud mental cualificado puede ayudarte a dejar la relación y a entender la dinámica que permitió que se produjera en primer lugar. Cualquiera que esté en una relación abusiva puede formar un vínculo traumático, pero la tendencia a formarlos puede provenir de problemas infantiles no explorados.

Haz algo más. Despeja tu mente de verdad haciendo cosas que te interesen o te hagan sentir bien pero que no tengan nada que ver con las relaciones. Tómese tiempo para ver una obra de teatro, ir a un museo, leer y hacer cualquier cosa que le dé placer y que interrumpa el patrón de búsqueda de placer de una relación.

Fomente las relaciones sanas. Si tienes la costumbre de caer en relaciones abusivas en tu vida íntima, social y laboral, puedes aprender una forma mejor. Intenta centrarte en relaciones seguras y saludables. La terapia, los grupos de apoyo y las comunidades religiosas pueden ayudar a fomentar este tipo de relaciones. También puedes ofrecerte como voluntario o unirte a un grupo que tenga un interés compartido, como los libros o los deportes. Es importante que te mantengas ocupado y construyas un nuevo camino para ti.

Es posible que quieras alejarte de las citas durante un tiempo para no caer en una nueva relación que siga el mismo patrón. Considera la posibilidad de trabajar con un grupo de terapia o con un especialista en salud mental para saber cuándo estás preparado para volver a salir con alguien.

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