El pensamiento positivo puede mejorar su salud mental y física de muchas maneras. Con unas cuantas prácticas sencillas, cualquiera puede convertir el pensamiento positivo en un hábito.
Eso no significa que ignores la realidad o que le quites importancia a los problemas. Simplemente significa que afrontas lo bueno y lo malo de la vida con la expectativa de que las cosas irán bien.
Los beneficios del pensamiento positivo
Muchos estudios han analizado el papel del optimismo y el pensamiento positivo en la salud mental y física. No siempre está claro qué es lo primero: la mentalidad o estos beneficios. Pero no hay ningún inconveniente en mantenerse optimista.
Algunos beneficios físicos pueden ser:
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Mayor duración de la vida
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Menor probabilidad de sufrir un ataque al corazón
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Mejor salud física
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Mayor resistencia a enfermedades como el resfriado común
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Menor presión arterial
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Mejor gestión del estrés
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Mejor tolerancia al dolor
Los beneficios mentales pueden incluir:
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Más creatividad
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Mayor habilidad para la resolución de problemas
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Mayor claridad de pensamiento
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Mejor estado de ánimo
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Mejores habilidades de afrontamiento
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Menos depresión
Cuando las personas de un estudio se expusieron a la gripe y al resfriado común, los que tenían una perspectiva positiva eran menos propensos a enfermarse y reportaron menos síntomas.
Durante otro estudio, las mujeres que eran más optimistas tenían menos probabilidades de morir de cáncer, enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares, enfermedades respiratorias e infecciones.
Y en un estudio de personas mayores de 50 años, los que tenían pensamientos más positivos sobre el envejecimiento vivían más tiempo. También tenían menos inflamación relacionada con el estrés, lo que demuestra una posible relación entre sus pensamientos y la salud.
Es posible que las personas con una perspectiva positiva tengan más probabilidades de llevar un estilo de vida saludable, ya que tienen una visión más esperanzadora del futuro. Pero los investigadores tuvieron en cuenta este aspecto y los resultados se mantuvieron.
Lo que los pesimistas deben saber
Todo eso suena muy bien, ¿verdad? Pero, ¿y si eres más pesimista por naturaleza, es decir, tiendes a esperar lo peor? No se preocupe. Puede ayudarte ver este pensamiento positivo como una habilidad que puedes aprender y de la que te puedes beneficiar, en lugar de un rasgo de la personalidad que tienes o no tienes.
También hay investigaciones al respecto. En un experimento, los adultos que meditaban a diario sobre pensamientos positivos empezaron a sentir emociones más alegres cada día.
Otros estudios han demostrado que el pensamiento positivo ayuda a las personas a controlar la enfermedad y alivia la depresión, independientemente de si son optimistas o pesimistas por naturaleza.
En primer lugar, deje de lado lo negativo
Antes de poner en práctica el pensamiento positivo, busque cualquier pensamiento negativo que pueda estar pasando por su mente. Estos incluyen:
Un mal filtro. ¿Pasa por alto las cosas buenas de una situación y se deja llevar por las negativas? Por ejemplo, disfrutas de una divertida cena con amigos, pero el restaurante se equivoca en la cuenta al final de la noche. Te vas molesto y frustrado, y te olvidas del buen rato que has pasado.
Asumir la culpa. ¿Tiendes a asumir la culpa de algo malo o decepcionante que ocurre? Por ejemplo, si un amigo rechaza una invitación tuya, asumes que es porque no quiere pasar tiempo contigo.
Predecir el desastre. Esto significa que tienes un contratiempo y luego esperas que ocurra lo peor. Por ejemplo, el coche no arranca por la mañana, por lo que crees que el resto del día está destinado a estar condenado.
Pensamiento en blanco y negro. ¿Ves las cosas como buenas o malas, sin un término medio? Con esta mentalidad, si las cosas no son perfectas, son automáticamente malas.
Cuando notes un pensamiento negativo, intenta detenerlo y cambiar tu enfoque hacia lo positivo. Piensa racionalmente en la situación. Si te ayuda a soltarlo, puedes darte gracia a ti mismo y a los que te rodean. (Todavía puedes hacerles responsables de sus acciones).
Tus pensamientos negativos no desaparecerán de la noche a la mañana. Pero con la práctica, puedes entrenarte para tener una visión más positiva. Recuerda que no estás pasando por alto los hechos. Sólo estás incluyendo los que son buenos.
Cómo practicar el pensamiento positivo
Una vez que tengas controlado el pensamiento negativo, es el momento de jugar con el positivo. Prueba estas formas de hacerlo:
Sonríe más. En un estudio, las personas que sonrieron (o incluso fingieron una sonrisa) mientras realizaban una tarea estresante se sintieron más positivas después que las que tenían una expresión neutra. Sin embargo, te beneficiarás más si la sonrisa es genuina. Así que busque el humor y pase tiempo con personas o cosas que le hagan reír.
Reformule su situación. Cuando ocurra algo malo que esté fuera de tu control, en lugar de enfadarte, intenta apreciar las partes buenas de la situación. Por ejemplo, en lugar de estresarte por un atasco, recuerda lo cómodo que es tener un coche. Aprovecha el tiempo que estás atrapado al volante para escuchar música o un programa que te guste.
Lleva un diario de agradecimiento. Puede sonar cursi, pero cuando te sientas cada día o cada semana a escribir las cosas por las que estás agradecido, te ves obligado a prestar atención a lo bueno de tu vida. Un estudio reveló que las personas que llevaban un diario de gratitud se sentían más agradecidas, positivas y optimistas sobre el futuro. También dormían mejor.
Imagina tu mejor futuro posible. Piensa con detalle en una visión brillante de tu futuro -carrera, relaciones, salud, aficiones- y escríbela. Los estudios sugieren que si imagina que su vida va bien, será más feliz en el presente.
Céntrate en tus puntos fuertes. Cada día, durante una semana, piensa en uno de tus puntos fuertes, como la amabilidad, la organización, la disciplina o la creatividad. Escribe cómo piensas utilizar ese punto fuerte de forma novedosa ese día. Luego, actúa en consecuencia. En un estudio, las personas que hicieron esto aumentaron su felicidad y redujeron sus síntomas de depresión al final de la semana. Seis meses más tarde, esos beneficios seguían siendo fuertes.
Con la práctica, puedes añadir más pensamientos positivos a tu vida y disfrutar de los beneficios que conlleva el optimismo.