Aprende a saber si se trata de un comportamiento normal de un niño revoltoso o de los signos del TDAH.
¿Cómo se puede distinguir? El nivel de energía, la capacidad de atención y la concentración de tu hijo pueden ayudarte a ver si se comporta como corresponde a su edad o si puede tener una condición que necesita apoyo adicional.
Hiperactividad
Los niños tienen mucha energía por naturaleza. Un estudio ha descubierto que tienen la misma capacidad de resistencia que los atletas entrenados. Además, sienten curiosidad por el mundo y están deseosos de explorar. Pero si su hijo está siempre activo en formas que no se ajustan al tiempo o al entorno, puede ser hiperactivo.
Si su hijo es hiperactivo, puede:
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Correr y gritar cuando juega, incluso dentro de casa
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Le resulta difícil quedarse quieto
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Fidget
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Chocar con las cosas porque se mueven muy rápido
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Tienden a jugar de forma demasiado brusca
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Hablar mucho (incluso soltar respuestas y hablar por encima de los demás)
Los niños mayores y los adolescentes suelen poder permanecer sentados durante más tiempo. Pero los adolescentes hiperactivos pueden seguir retorciéndose o querer mantener las manos ocupadas.
Inatención
Los niños tienen naturalmente una capacidad de atención más corta que la de los adultos. A medida que crecen, su capacidad de atención aumenta. Mejoran su capacidad de desconectar las cosas que les distraen.
Si su hijo tiene un problema de atención, podría:
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Distraerse con facilidad
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Le cuesta terminar las tareas
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Lucha por organizarse o mantenerse organizado
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Cometen errores sencillos por las prisas
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A menudo pierden u olvidan dónde ponen las cosas
Los niños a los que les cuesta concentrarse a veces también pueden tener lo que se llama una hiperfocalización. Cuando encuentran algo que les interesa, ya sea un videojuego o un libro, es lo único que quieren hacer o de lo que quieren hablar.
Poco control de los impulsos
Los niños suelen dar un gran salto en el autocontrol entre los 5 y los 6 años. (Las niñas suelen ser mejores en esta habilidad que los niños).
Si su hijo actúa de forma impulsiva, podría:
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Actuar de forma tonta para hacerse notar
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Le resulta difícil seguir las reglas
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Ser agresivo
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Enfadarse cuando cometen un error o son criticados
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No darse cuenta de cómo sus palabras o acciones afectan a los demás
Los adolescentes que son impulsivos suelen correr más riesgos que otros chicos de su edad.
Cuándo pedir ayuda
Si su hijo puede quedarse quieto, concentrarse o mostrar autocontrol al menos una parte del tiempo, puede ser normal para su edad. Si tiene dificultades en estas áreas todo el tiempo -por ejemplo, en casa, con los amigos, así como en la escuela- el TDAH podría ser la causa.
El TDAH afecta a 1 de cada 10 niños menores de 17 años, pero hay otros problemas de salud que también pueden causar síntomas similares. Entre esas afecciones se encuentran:
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Problemas de audición
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Problemas de aprendizaje
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Ansiedad o depresión
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Problemas de sueño (como apnea del sueño o no dormir lo suficiente)
Consulta con el médico de tu hijo si tienes dudas. Puede haceros más preguntas a los dos para tener una mejor idea de lo que está pasando. Puede remitirle a un especialista si parece que su hijo necesita pruebas.
Si su hijo tiene TDAH u otra enfermedad, el asesoramiento, la medicación y el apoyo adicional en la escuela pueden ayudar.