Terapia de oxígeno en casa: consejos para utilizar el oxígeno en su hogar

La oxigenoterapia domiciliaria puede ayudar a que su cuerpo reciba el oxígeno extra que necesita para que pueda respirar mejor. Obtenga más información sobre cómo empezar a utilizar la oxigenoterapia en casa.

La oxigenoterapia puede ayudar. Es una forma de obtener oxígeno adicional para que pueda respirar. El oxígeno es un medicamento recetado.

¿Lo necesito?

La oxigenoterapia domiciliaria puede ayudar en muchas afecciones, entre ellas:

  • Asma

  • Bronquitis crónica

  • Insuficiencia cardíaca congestiva

  • EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica)

  • Fibrosis quística

  • Enfisema

  • Cáncer de pulmón

  • Neumonía

  • Fibrosis pulmonar

  • Apnea del sueño

Cuánto voy a necesitar?

Su médico le dará una receta en la que se especifica la cantidad de oxígeno que necesita por minuto y cuándo debe recibirlo. Algunas personas pueden necesitar oxigenoterapia sólo cuando hacen ejercicio o duermen. Otras pueden necesitarla durante todo el día. El médico determinará la cantidad de oxígeno adicional que necesita después de comprobar sus niveles habituales, ya sea con un análisis de sangre o a través de la piel mediante un dispositivo que se sujeta al dedo de la mano, del pie o del lóbulo de la oreja.

Equipo

Puede obtener oxígeno de varias maneras. La mejor opción para usted depende de la cantidad que necesite, de su estilo de vida y de otras cosas.

Concentrador de oxígeno estándar. Esta máquina tiene un motor y funciona con electricidad o a veces con pilas. Toma aire normal y filtra otros gases para obtener el oxígeno. Pesa unos 15 kilos y suele tener ruedas para que puedas moverte mientras estás conectado a él. Si tiene el tipo de enchufe, necesitará una fuente de oxígeno de reserva en caso de que se vaya la luz.

Concentrador de oxígeno portátil. Es una buena opción para cuando hace recados o va al trabajo. Pesa entre 3 y 20 libras para que pueda llevarlo. Algunos modelos pueden conectarse al coche o funcionar con baterías.

Tanque de oxígeno líquido. Normalmente, el oxígeno es un gas. Pero a bajas temperaturas se convierte en líquido. Ocupa menos espacio que el gas, así que puedes almacenar mucho más oxígeno líquido en un tanque tipo termo. Cuando sale, el líquido se convierte en gas de inmediato, por lo que se puede respirar. Una bombona puede pesar más de 45 kilos, y hay que rellenarla cada pocas semanas. También puedes rellenar una bombona más pequeña que sea fácil de llevar cuando salgas de casa.

Bombona de oxígeno comprimido. Esta es una opción más antigua y menos común. Exprime, o comprime, el oxígeno a alta presión dentro de una bombona o tanque metálico. Es muy pesado, y el tanque no se puede mover. Los depósitos vacíos se sustituyen cada pocos días. El gas comprimido también viene en cilindros más pequeños y portátiles, pero sólo duran poco tiempo.

También necesitarás una forma de respirar el oxígeno. Puede utilizar una:

Cánula nasal. Se trata de un tubo de plástico blando con dos pequeñas puntas en un extremo. Se introducen en la nariz y el tubo se apoya en las orejas para mantenerlo en su sitio. El otro extremo se conecta al suministro de oxígeno. La cánula nasal suministra oxígeno de forma constante. Puede resecar un poco la nariz.

Máscara facial. Se ajusta a la boca y la nariz. La mascarilla puede dificultar el habla y no puedes llevarla mientras comes o bebes. Normalmente, se utiliza una mascarilla para obtener niveles altos de oxígeno.

Catéter transtraqueal. Para esta intervención, el médico introduce un pequeño tubo de plástico, llamado catéter, a través del cuello, justo debajo de la manzana de Adams, hasta la tráquea. Un collar mantiene el tubo en su sitio. El otro extremo se conecta al suministro de oxígeno. No se puede ver el catéter si la camisa está abotonada hasta arriba. Otra ventaja es que necesitas un menor flujo de oxígeno, ya que va directamente a tu vía aérea. Pero tiene varios inconvenientes. Uno de ellos es que el orificio del cuello podría infectarse.

Seguridad del oxígeno

El oxígeno es un gas seguro, pero hará que otra cosa arda más caliente, más brillante y más fácilmente. Siga siempre estos consejos de seguridad en torno al oxígeno:

  • No fume nunca y no deje que otros se enciendan cerca de usted. Manténgase alejado de las llamas abiertas, como cerillas, encendedores y tabaco encendido.

  • Aléjate 1,5 metros de las fuentes de calor. Eso incluye estufas de gas, velas, chimeneas encendidas y calentadores eléctricos o de gas.

  • No utilices productos inflamables como el líquido de limpieza, el disolvente y los aerosoles.

  • Mantenga los recipientes de oxígeno en posición vertical. Sujételos a un objeto fijo para que no se vuelquen.

  • Evita los productos con aceite, grasa o petróleo. Lo mismo ocurre con las cremas y ungüentos a base de petróleo, como la vaselina, en la cara o en la parte superior del pecho.

  • Tenga cerca un extintor. Avise a los bomberos de que tiene oxígeno en su casa.

  • Informe a su compañía eléctrica si utiliza un concentrador de oxígeno para que tenga prioridad en el servicio en caso de un corte de luz.

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