Si tiene cáncer de pulmón, es posible que no esté seguro de hacer ejercicio. Pero la actividad física puede ayudarle a respirar, sentir y controlar mejor su cáncer. Aprenda cómo puede empezar a hacer ejercicio y a ejercitarse de forma segura.
Cuando se tiene cáncer de pulmón, la idea de hacer ejercicio puede ponerle nervioso. Sobre todo si tiene síntomas derivados de los tratamientos, como dificultad para respirar, dolor en el pecho, dolor en los huesos y cansancio. Pero las investigaciones demuestran que, si tiene cáncer de pulmón, hacer ejercicio con regularidad a un nivel que le resulte adecuado es bueno para su salud.
Beneficios del ejercicio
El ejercicio ofrece muchas maneras de ayudarle a manejar su cáncer y su tratamiento. Puede:
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Darle algún alivio al cansancio relacionado con su tratamiento
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Disminuir el riesgo de otras complicaciones de salud
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Ayudar a aumentar su fuerza y resistencia
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Disminuir las posibilidades de que su cáncer vuelva a aparecer
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Ayudar a su estado de ánimo y a su calidad de vida en general
Cómo empezar
Si acaba de empezar tras el diagnóstico y el tratamiento del cáncer, recuerde que debe empezar despacio. Antes de empezar cualquier actividad física, pregunte a su médico si puede empezar a hacer ejercicio. A continuación, hable con especialistas en ejercicio que puedan ayudarle a elaborar un plan de ejercicios adecuado para usted. Esto incluye a un fisioterapeuta, un fisiólogo del ejercicio y un entrenador personal.
Pueden ajustar su programa en función de su estado físico. Esto le ayudará a aumentar lentamente y de forma segura su fuerza, resistencia y calidad de vida en general.
Ejercicios para probar
Estiramientos. Si tienes problemas respiratorios, los estiramientos suaves de la parte superior del cuerpo pueden ayudarte a expandir los pulmones, el diafragma y otros músculos del pecho para que puedas respirar profundamente. Prueba con ejercicios de estiramiento como el yoga. El alargamiento y los movimientos intencionados también pueden ayudarte a ser más flexible.
Los estiramientos pueden:
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Realizarse todos los días siempre que puedas soportarlo físicamente. Sigue los consejos de tus médicos.
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Te dará un mayor rango de movimiento
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Disminuir la rigidez
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Aumentar el flujo sanguíneo y la circulación
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Ayudar a controlar el estrés y la ansiedad
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Mejorar tu postura. Esto puede ayudar a tu respiración, especialmente si te sientas encorvado hacia adelante todo el día en un escritorio.
Respirar. Vivir con cáncer puede ser a menudo una experiencia abrumadora y emocional. Pero las investigaciones demuestran que la respiración profunda puede ayudar a aliviar el estrés y la ansiedad. Cuando esté estresado, las respiraciones superficiales pueden ayudarle a centrarse. Para relajarse, respire profunda y lentamente y utilice toda su capacidad pulmonar.
Para respirar profundamente:
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Inhala por la nariz durante 5 segundos. Deja que el ombligo se levante mientras llenas el pecho de aire.
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Aguanta la respiración durante 2 segundos si puedes.
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Exhala lentamente durante 5 segundos mientras llevas el ombligo hacia la columna vertebral.
La respiración con los labios fruncidos es otra técnica útil que puede ayudar a tu respiración, especialmente si te falta el aire. También puede mejorar tu capacidad pulmonar y ayudarte a eliminar el aire atrapado en los pulmones.
Para este método, respire profundamente y mantenga la respiración durante un par de segundos. Cuando exhale, frunza los labios como si estuviera a punto de silbar y saque todo el aire. Puedes practicar este método varias veces al día.
La respiración diafragmática es otro método que puedes practicar a menudo. Cuando se padece cáncer de pulmón, los órganos más importantes para una respiración adecuada -los pulmones y el diafragma- pueden debilitarse.
Para compensar esto, la mayoría de la gente tiende a utilizar los hombros y los músculos que los rodean para ayudarse a respirar. Pero esto puede cansar rápidamente y dificultar la respiración. Pero si practicas la respiración diafragmática con regularidad, puedes fortalecer el diafragma y los músculos del estómago.
Para la respiración diafragmática:
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Siéntate o ponte de pie con la espalda recta.
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Coloca la mano en el vientre.
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Respira profundamente por la nariz mientras empujas el vientre hacia fuera.
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Mueve la mano hacia fuera junto con el vientre, ya que esto ayuda a bajar el diafragma y a mejorar la capacidad pulmonar.
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Frunza los labios y exhale lentamente.
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Presiona la mano sobre el vientre mientras aprietas el aire de los labios. Esto ayuda a vaciar completamente los pulmones.
Si eres nuevo en los ejercicios de respiración, empieza con 5-10 minutos. Puedes añadir más tiempo a medida que tu capacidad pulmonar y tu respiración mejoren.
Cardio. Las investigaciones demuestran que los ejercicios aeróbicos de baja intensidad, como caminar, montar en bicicleta, nadar y bailar, pueden mejorar el estado físico general. Dependiendo del tipo de cáncer de pulmón y de su gravedad, puede afectar al corazón y a la pared torácica. Si tiene dolor en el pecho, deje de hacer ejercicio e informe a su médico.
El ejercicio cardiovascular puede ayudar a aumentar su ritmo cardíaco. Con el tiempo, esto hará que sus pulmones puedan retener más oxígeno. Para empezar, camine ligeramente durante unos 5 minutos. Poco a poco puede ir ganando fuerza para caminar distancias más largas o subir escaleras.
Asegúrate de descansar con la frecuencia que necesites. Intenta hacer un poco todos los días si puedes. A medida que vayas mejorando, puedes probar otras formas de cardio ligero como la natación y el ciclismo a un ritmo cómodo para ti.
Entrenamiento de fuerza. Los tratamientos del cáncer de pulmón, como la quimioterapia, junto con la falta de actividad, pueden hacer que se sienta cansado. Esto puede debilitar sus músculos e incluso perder densidad ósea. El entrenamiento de fuerza puede ayudarle a controlar estos efectos secundarios.
Puede empezar con una resistencia ligera durante un entrenamiento de unos 10 minutos. Establezca pequeñas metas que pueda alcanzar cada vez, y luego haga un poco más. El entrenamiento de fuerza le ayudará a aumentar su resistencia y a fortalecer sus huesos. También mejora la fuerza muscular en general, lo que puede ayudar a tu respiración. El entrenamiento de fuerza también puede mejorar tu postura y tu equilibrio.
Asegúrese de hablar con un fisiólogo o entrenador de ejercicios sobre la cantidad de peso o resistencia adecuada para usted. Sus huesos pueden estar debilitados por los tratamientos contra el cáncer, así que tenga cuidado y trabaje con un profesional capacitado para obtener los mejores resultados. Si no está seguro de por dónde empezar, pida a su médico recursos y consejos.
Consejos que debes recordar cuando hagas ejercicio
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Utiliza un podómetro. Mide tus pasos y la distancia que recorres cada vez que haces cardio. Esto te da una forma de medir tu progreso.
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Antes de empezar cualquier programa de ejercicios, asegúrate de calentar estirando y aflojando el cuerpo para el entrenamiento. Cuando termines, enfríate para evitar cualquier lesión.
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Escucha a tu cuerpo. El cáncer de pulmón puede suponer un retroceso físico. Cuando empiece a ser activo de nuevo, es posible que no pueda hacer ejercicio durante tanto tiempo o con tanta intensidad como antes del diagnóstico. Está bien empezar poco a poco y aumentar la actividad lentamente.
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Establece objetivos alcanzables. Haz un poco cada día o con la mayor regularidad posible. Intentar más de lo que puedes puede ser peligroso.
No todos los tipos de ejercicio son adecuados para todo el mundo. Dependiendo de la gravedad de su cáncer de pulmón, es posible que tenga que mantenerse alejado de ciertas actividades físicas mientras recibe el tratamiento y se recupera.
Cuándo debe tener cuidado
Algunas condiciones que forman parte del cáncer de pulmón y del tratamiento pueden hacer más difícil mantener un programa de ejercicios:
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Anemia. Es común tener anemia cuando se tiene cáncer de pulmón. Esto ocurre cuando no se dispone de suficientes glóbulos rojos sanos para transportar el oxígeno a las distintas partes del cuerpo. Algunos de los síntomas más comunes son los mareos, los latidos rápidos del corazón, la fatiga extrema y la hinchazón. Estos síntomas pueden empeorar con el ejercicio. Si tiene anemia, consulte a un médico antes de realizar cualquier actividad física.
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Compromiso del sistema inmunitario. Los tratamientos contra el cáncer, como la quimioterapia, pueden debilitar el sistema inmunitario. Lo mejor es evitar lugares públicos como el gimnasio. En su lugar, haz tus ejercicios en casa o en tu vecindario.
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Problemas de equilibrio. El cáncer de pulmón puede dejar sus huesos y músculos débiles. Esto puede afectar a su equilibrio. El ejercicio ayuda a mejorarlo. Pero si corre el riesgo de caerse, intente hacer ejercicio con un compañero que pueda vigilarle.