Dolor por el VIH: causas, tipos y consejos para su manejo

Las personas que viven con el VIH a menudo tienen que lidiar con el dolor crónico. Aprende de dónde puede provenir y cómo puedes enfrentarte a él.

El dolor intenso puede dificultar el sueño, el trabajo y la vida normal. Asegúrese de hablar con su médico sobre cualquier dolor que tenga. Es importante encontrar la causa y encontrar maneras de aliviarlo que funcionen con tu tratamiento del VIH.

Qué puede causarlo

Tu dolor puede provenir de diferentes lugares:

El propio VIH. El virus puede dañar los nervios de todo tu cuerpo. Eso puede causar un dolor intenso. El dolor nervioso es el más común cuando se tiene el VIH.

Otra enfermedad. El VIH debilita tu sistema inmunitario. Esto significa que es más probable que contraigas nuevas infecciones, como la hepatitis o la neumonía. Y las viejas infecciones, como el herpes, pueden reaparecer. Un tipo de virus del herpes causa el herpes zóster, una erupción ardiente a lo largo de las vías nerviosas. En algunas personas, el dolor del herpes zóster puede durar mucho tiempo después de que desaparezca la erupción.

Efectos secundarios de los medicamentos. Los medicamentos para el VIH, llamados antirretrovirales, pueden provocar efectos secundarios a largo plazo, como diabetes, pérdida de masa ósea y fracturas, y erupciones dolorosas.

A veces, los tres juegan un papel importante.

Tipos de dolor

Es posible que tengas un solo tipo de dolor relacionado con el VIH, o que tengas diferentes tipos al mismo tiempo.

Neuropatía periférica. Este tipo de dolor nervioso provoca entumecimiento, hormigueo y ardor. Se produce principalmente en las piernas y los pies, pero también puede darse en las manos y los brazos. Puede deberse al propio VIH, a la diabetes o a los antiguos medicamentos para el VIH.

Dolor de vientre. Los medicamentos para el VIH pueden provocar náuseas, diarrea y calambres estomacales cuando empiezas a tomarlos. Estos síntomas suelen desaparecer en unos días o semanas. Pero a veces duran más tiempo.

Dolor de cabeza. Este es un efecto secundario común de los medicamentos que tomas para el VIH. El dolor de cabeza puede desaparecer en unas semanas mientras tu cuerpo se adapta. Sin embargo, a veces persiste. En otros casos, aparecen meses después de empezar el tratamiento del VIH. El dolor de cabeza también puede ser un síntoma de otras infecciones graves, como la sífilis avanzada o el herpes.

Dolor muscular, articular y óseo. Todo el mundo tiene algunos dolores de vez en cuando. Puede ser difícil saber si se deben al envejecimiento normal, a la artritis, a la actividad física o al VIH y su tratamiento. Por lo general, el dolor muscular provocado por el VIH se siente en las piernas, la espalda y las caderas. Puede ser grave, así que asegúrate de mencionarlo a tu médico.

Fibromialgia (fibro). Cuando tienes fibro, te duele todo. Esto ocurre porque las señales cruzadas en el cerebro y la médula espinal hacen que el dolor sea más intenso. Asegúrate de informar a tu médico si crees que puedes tenerla.

Erupciones. Algunos medicamentos para el VIH pueden causar sarpullidos dolorosos. Algunas son leves y desaparecen por sí solas. Otras pueden ser graves. Los médicos las llaman reacciones de hipersensibilidad. A veces, pueden ser una reacción alérgica a un medicamento. Sea cual sea la causa, las reacciones de hipersensibilidad pueden ser mortales. Informe a su médico sobre cualquier erupción que tenga, aunque parezca que no es gran cosa.

Úlceras bucales. Estas dolorosas úlceras son más frecuentes en las personas que tienen un sistema inmunitario más débil porque no están en tratamiento contra el VIH. Pueden ser una señal de que se avecinan más infecciones.

Cómo controlar el dolor

El dolor que produce el VIH puede ser difícil de tratar. Muchos analgésicos comunes no se combinan bien con los tratamientos para el VIH. Además, pueden tener sus propios efectos secundarios.

Esto es lo que puedes hacer:

Habla con tu médico sobre algo llamado terapia cognitiva conductual. La idea que subyace es que aprendiendo a disminuir o cambiar los pensamientos o comportamientos negativos relacionados con el dolor, puedes cambiar la forma en que éste te afecta. Hable con su médico al respecto.

Prueba el yoga. Es una forma estupenda de aliviar los dolores de cabeza, la artritis y los músculos doloridos.

Manténgase activo. Para aliviar mejor el dolor, combina ejercicios cardiovasculares, ejercicios con pesas y estiramientos la mayoría de los días. Habla primero con tu médico para saber qué ejercicios son los más adecuados para ti.

Piensa en la acupuntura. Esta práctica ancestral consiste en introducir agujas muy finas en puntos específicos del cuerpo. Puede ayudar a aliviar muchos tipos de dolor, como la lumbalgia, el dolor nervioso, la fibrosis, el herpes zóster, los dolores de cabeza y los calambres.

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