La arteriopatía periférica (EAP) puede provocar cambios y molestias en la piel de las piernas y los pies. He aquí cómo controlar los síntomas y a qué hay que prestar atención.
Muchas personas con arteriopatía periférica notan cambios en la piel de los pies y las piernas, como:
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Frío al tacto
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Enrojecimiento o cambios de color
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Cambios en la textura (la piel puede estar quebradiza o brillante en algunos puntos)
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Adelgazamiento del vello de las piernas
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Llagas en los dedos y en los pies que tardan en curarse
La piel es el órgano más grande del cuerpo, y aunque puede considerarse externa, la piel a menudo puede reflejar la salud y el bienestar de los órganos internos, dice el dermatólogo Jeremy A. Brauer, MD, fundador y director de Spectrum Skin and Laser en Purchase, NY.
Aunque los pacientes pueden no ser conscientes inicialmente de cualquier enfermedad subyacente, lo que notan con su piel, cabello y uñas puede ser el primer signo de enfermedad, dice Brauer.
Es hora de acudir al médico
Cualquier cambio en la piel u otros síntomas puede ser un signo de que la EAP u otra afección está empeorando. Lleve un registro de los síntomas y notifique a su dermatólogo o a su médico si nota lo siguiente u otros cambios:
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Enrojecimiento, manchas pálidas u otros cambios de color en sus pies y piernas
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Cortes, ampollas, grietas o arañazos que no se curan
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Ardor o dolor en los pies
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Piel que se siente muy fría al tacto cuando no se tiene frío
Por qué ocurre
La arteriopatía periférica puede afectar a su piel porque implica problemas de circulación. Los cambios en la piel pueden producirse a medida que las arterias se estrechan u obstruyen, lo que dificulta que la sangre llena de oxígeno y nutrientes fluya libremente hacia las piernas y los pies.
Si se produce una pérdida total de la circulación sanguínea hacia las piernas o los pies, los síntomas de la arteriopatía periférica pueden agravarse y provocar gangrena -muerte del tejido corporal- y, en algunos casos, necesitar una amputación.
Además de los cambios en la piel, es posible que sienta dolor en los pies o las piernas al caminar o moverse. Pero el dolor desaparece cuando está en reposo y la parte inferior de su cuerpo necesita menos circulación de sangre.
Aunque algunos de estos síntomas cutáneos no parezcan demasiado preocupantes, pueden ser signos de que la EAP está empeorando. Si no se trata, puede correr un mayor riesgo de sufrir un ataque al corazón, un derrame cerebral u otras enfermedades graves causadas por la obstrucción de los vasos sanguíneos.
Cómo controlar los síntomas de la piel
Si tienes EAP y notas cambios en tu piel, pide una cita con tu dermatólogo. Ellos pueden sugerir maneras de tratar las preocupaciones de la piel para que te sientas mejor y ayudar a averiguar si algo más está sucediendo.
Siempre que alguien tenga una preocupación sobre su piel, debería acudir a su dermatólogo, dice Brauer. Sobre todo si nota que hay llagas en los pies (o en cualquier parte del cuerpo) que no se curan o empeoran. En esa visita o en las siguientes, se pueden pedir pruebas de laboratorio o derivar a especialistas para diagnosticar cualquier enfermedad subyacente.
Dado que la piel -especialmente la de los pies y las piernas- puede verse afectada por la arteriopatía periférica, es importante revisar la parte inferior del cuerpo con regularidad y observar cualquier cambio, así como dar a la piel un poco más de cariño.
Opta por duchas más cortas y tibias, y huméctate bien después para mantener la piel hidratada y la integridad de la barrera intacta, dice Brauer.
Cómo controlar una enfermedad sistémica
Aunque la EAP es una enfermedad circulatoria, puede afectar a todo el cuerpo, incluida la piel. Las cosas que haga para cuidar de todo su cuerpo le ayudarán con la EAP.
La salud de la piel forma parte de la salud y el bienestar generales, dice Brauer. Unos buenos hábitos de alimentación y sueño y una dieta sana y equilibrada son las claves para mantener un cuerpo y una piel sanos.
También hay que dejar de fumar y seguir una dieta equilibrada rica en fibra y baja en colesterol, grasa y sodio. Pregunte a su médico cómo iniciar un programa de ejercicios y compruebe cualquier otro problema de salud, como la hipertensión arterial, la diabetes y el colesterol alto, ya que también pueden empeorar la arteriopatía periférica.
Y si su médico le prescribe medicación, asegúrese de tomarla según lo prescrito.