Lesiones durante el entrenamiento: Cómo tratarlas y prevenirlas

Eras un asiduo del gimnasio hasta que una lesión en el entrenamiento te dejó fuera de juego. la presentación de diapositivas del doctor puede ayudarte a averiguar qué ha pasado, cómo solucionarlo y cómo prevenirlo en el futuro.

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Tanto si eres nuevo en el ejercicio como si llevas años entrenando, querrás hacer todo lo posible para cuidar tu cuerpo. Después de todo, hacer ejercicio es una de las mejores cosas que puedes hacer por ti mismo, incluyendo tu corazón, tus huesos e incluso tu estado de ánimo. Comprueba si tienes que hacer algunos cambios para que estas lesiones comunes no te sienten en el banquillo.

Fractura de espinilla

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El hueso, el músculo y los tendones de conexión a lo largo del borde interior (o a veces el exterior) de tu espinilla pueden hincharse. Puede doler cuando corres o después de terminar y podría estar sensible al tacto. Un nuevo entrenamiento, especialmente el trote, puede causarlo, o puede ocurrir si de repente vas mucho más rápido o más lejos. Se trata con hielo, reposo, estiramientos y antiinflamatorios. Una vez que te sientas mejor, espera dos semanas antes de volver a empezar.

Esguince

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Desgarra el tejido que une los huesos (ligamentos), a menudo cuando te caes o te golpeas. La zona (normalmente una rodilla, un tobillo o una muñeca) puede estar hinchada, amoratada y ser difícil de usar. Trátala con RICE durante los dos primeros días:

  • Descansa: Acuéstate y mantén el peso de tu cuerpo.

  • Hielo: 20 minutos seguidos

  • Compresión: Vendaje envolvente para el soporte.

  • Elevación: Elevar la zona lesionada (por encima de la nariz si es posible)

Hable con su médico si le sigue doliendo después de 2 semanas.

Tensión

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Una distensión tira y desgarra el músculo o el tejido que lo une a su hueso (tendón). Se produce cuando se estira demasiado, a menudo en las piernas o en la parte baja de la espalda. El tratamiento es el mismo que para un esguince: RICE durante 48 horas y ejercicios especiales (fisioterapia) si sigue doliendo después de un par de semanas. Para ambas lesiones, lo mejor es no hacer mucho ejercicio durante unos dos meses, para dar al cuerpo la oportunidad de curarse.

Fractura por estrés

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Se pueden producir pequeñas grietas en los huesos cuando se hace algo una y otra vez, como al correr, jugar al baloncesto o al tenis. El lugar donde se produce depende de tu actividad: las costillas para los golfistas, los pies para los bailarines, las piernas para los corredores. El dolor suele empeorar cuando se realiza el movimiento que lo ha provocado. Tu médico probablemente te dirá que descanses durante 6-8 semanas para curarte. Si no lo haces, podrías causarte más daños, que son más difíciles de tratar. Las ortesis o plantillas de apoyo también pueden ayudar.

Hueso roto

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Una caída o un golpe, como en el fútbol o el rugby, puede provocar una fisura mayor o una rotura completa. Suele estar hinchado, magullado y doler mucho. La forma alrededor de la rotura, ya sea un dedo, un brazo o una pierna, puede no tener el aspecto adecuado. El médico intentará enderezar el hueso y mantenerlo inmóvil con una escayola para que pueda curarse. Si es grave, puede ser necesario operar.

Tendinosis

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Repite un movimiento lo suficiente, y podría debilitar o inflamar los tendones de diferentes partes de tu cuerpo: codo de tenista, hombro de nadador, rodilla de saltador. Menos a menudo, un desgarro o tensión repentina puede hacerlo. El dolor se produce fuera de la articulación afectada, sobre todo cuando te mueves. Probablemente deba tratarlo con reposo y, a veces, con fisioterapia. Los medicamentos pueden aliviar el dolor y la hinchazón. Un corsé o una férula ayudan a mantenerlo quieto.

Rotura de Aquiles

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Un salto o una caída, a menudo durante la práctica deportiva, puede desgarrar o romper (romper) este grueso tendón que conecta los músculos de la pantorrilla con el talón. Es posible que oigas un chasquido repentino y sientas un dolor agudo en la parte posterior de la pierna. El talón puede hincharse y puede doler al ponerse de puntillas. La cirugía es un tratamiento estándar, pero no está claro que funcione mejor que el RICE con muletas y una escayola, al menos para la mayoría de las personas.

Dislocación

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Un golpe repentino puede separar dos huesos en la articulación, parcial o totalmente. La forma de la zona, a menudo en la mano o el hombro, podría cambiar, y la zona podría hincharse, adormecerse y doler. A veces se dañan tendones, ligamentos o nervios. El médico puede volver a colocar los huesos en su sitio. Después, el reposo, el hielo y la fisioterapia pueden ayudarle a curarse, junto con medicamentos para aliviar el dolor y la hinchazón. En raras ocasiones puede ser necesaria una intervención quirúrgica.

Fascitis plantar

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Es una de las causas más comunes de dolor en la parte inferior del talón. El ligamento que conecta la parte delantera y trasera del pie y sostiene el arco se inflama y se irrita. Puede ocurrir si aumentas tus entrenamientos demasiado rápido, si tienes sobrepeso o si tienes las pantorrillas tensas o el arco del pie alto. Normalmente se puede solucionar con RICE y fisioterapia, pero el médico puede sugerir la cirugía en casos raros.

Lesiones de rodilla

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Las rodillas realizan un trabajo constante, pesado y con muchas piezas en movimiento. Los movimientos repetidos, como correr, pueden causar problemas (tendinosis, rodilla de corredor). También puedes lesionarte una de repente si te la tuerces, la golpeas o aterrizas mal después de un salto. Los daños en el hueso, el cartílago que lo recubre o uno de los cuatro ligamentos principales de la rodilla pueden ser graves. El tratamiento depende de la lesión, pero el RICE es un buen punto de partida.

Prevención: Calentamiento

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Es una buena idea, tanto si vas a jugar un acalorado partido de baloncesto como una tranquila partida de golf. Aflojas los músculos, ligamentos, tendones y articulaciones, y eso hace más difícil que se lesionen. Camina, corre en tu sitio o haz algunos saltos. Todo lo que se necesita son 5-10 minutos, un pequeño precio a pagar para evitar lesionarse.

Prevención: Estirar

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No te estires cuando estés calentando. Déjalo para después del entrenamiento. Tómatelo con calma. No te estires tanto como para que te duela, y no rebotes. Respira profundamente y exhala al entrar en cada uno de ellos y mantén la posición durante 10-20 segundos. Luego inhala al soltar suavemente. No hagas ningún estiramiento más de una vez.

Prevención: Empezar despacio

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Es posible que quieras lanzarte a tus nuevas zapatillas de correr y ver lo rápido y lejos que puedes llegar, incluso si nunca has corrido antes. Eso puede parecer el espíritu correcto, pero es una idea equivocada. Cuando empieces una nueva actividad, dale tiempo a tu cuerpo para que se acostumbre a ella. Luego, con el tiempo, puedes aumentar la velocidad, la distancia, el peso o la intensidad. Escucha a tu cuerpo en cada paso del camino.

Prevención: Entrenamiento cruzado

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Esta es una forma elegante de decir que hay que mezclarlo todo. Puedes correr, montar en bicicleta o nadar para el corazón, levantar pesas para los músculos y hacer estiramientos para mantener la flexibilidad. Otro buen movimiento: el yoga. Combina el entrenamiento de fuerza, flexibilidad y equilibrio, y añade la meditación, que es buena para la salud mental. Todo ello puede ayudar a prevenir lesiones y a mantener el interés en tu programa de entrenamiento.

Prevención: Utiliza el equipo adecuado

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El equipo correcto puede ayudar a mantenerte seguro. Utiliza un calzado de apoyo hecho para tu tipo de entrenamiento, y sustitúyelo cuando se desgaste. Ponte un casco cuando salgas en bici. La ropa ligera y holgada es mejor cuando hace calor, para poder moverse libremente y eliminar el calor corporal. Las capas que son fáciles de quitar son mejores para cuando hace frío.

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