Dislexia y TDAH: Similitudes y diferencias

El TDAH y la dislexia son trastornos cerebrales con algunos vínculos comunes. Pero difieren en aspectos clave. He aquí cómo distinguirlos.

Pero tener TDAH no significa que vayas a padecer dislexia. Tampoco la dislexia es la causa del TDAH.

Las dos condiciones pueden tener síntomas y factores de riesgo similares. Por eso, a veces es difícil distinguirlas.

La relación entre la dislexia y el TDAH

La dislexia es un trastorno del aprendizaje que puede dificultar el procesamiento del lenguaje escrito y hablado. El TDAH afecta al control de los impulsos y a la concentración y te hace propenso a la hiperactividad.

Comparten algunos rasgos comunes.

Herencia. Ambas enfermedades pueden ser hereditarias. Aproximadamente la mitad de las personas con TDAH tienen un pariente que también lo padece. Lo mismo ocurre con la dislexia en un 30% de los casos.

Características cerebrales. Los cerebros de las personas con TDAH y dislexia son física y químicamente diferentes a los de quienes no padecen estos trastornos. Por ejemplo, los cerebros de los niños con TDAH tienden a ser un poco diferentes y pueden ser menos activos en ciertas áreas, o las sustancias químicas del cerebro llamadas neurotransmisores no funcionan como de costumbre. Las imágenes cerebrales de las personas con dislexia muestran que el lado izquierdo de sus cerebros puede ser menos activo.

Factores de riesgo. Algunos factores pueden aumentar las posibilidades de padecer TDAH, dislexia o ambos. Entre ellas se encuentran:

  • La exposición al cigarrillo y al alcohol durante el embarazo

  • Bajo peso al nacer

Estar rodeado de toxinas como el plomo es una posible causa de TDAH, pero no de dislexia. Un accidente cerebrovascular u otro daño cerebral podría provocar dislexia.

Síntomas: Similitudes y diferencias

No hay dos personas con TDAH o dislexia que tengan los mismos síntomas. Pero ambos trastornos pueden manifestarse de forma similar.

Dificultad para leer. Esto puede ser un síntoma de ambas condiciones. Pero puede tener un aspecto diferente en cada caso. Las personas con dislexia tienden a tardar más en pronunciar las palabras en la página. O pueden leer mal las palabras. El TDAH también puede reducir la velocidad de lectura. Pero normalmente leerás con precisión. En cambio, es más probable que se salte la puntuación y los finales o que pierda su lugar en la página.

Problemas para escribir. La dislexia puede dificultar la ortografía, la corrección, la organización y el uso correcto de la gramática. Si tienes TDAH, es posible que organizar tus pensamientos y detectar errores en tu escritura sean los mayores desafíos. A las personas con ambos trastornos les resulta difícil escribir con pulcritud.

Falta de memoria. Los adultos con dislexia tienden a pronunciar mal los nombres de las personas, a tener problemas para recordar lugares o a confundir palabras similares. Pero el TDAH puede hacerte más olvidadizo en la vida cotidiana. Puede saltarse citas importantes, perder las llaves o tener recuerdos parciales de su infancia.

Problemas de atención. Si tienes dislexia, leer puede suponer un esfuerzo tan grande que te puede cansar. Eso hace que te resulte difícil concentrarte durante mucho tiempo. El TDAH es, en parte, un trastorno de la atención. Es fácil distraerse o desconectarse. Esto es especialmente cierto cuando la tarea es aburrida o repetitiva, o si estás leyendo o escuchando a alguien hablar.

Una diferencia clave con el TDAH es que puede afectar a tu vida de forma mucho más amplia que con la dislexia. El TDAH no gestionado puede provocar el incumplimiento de plazos y otros problemas en el trabajo, conflictos con tus seres queridos y dificultades para gestionar tu dinero y otras responsabilidades cotidianas.

Consigue apoyo

Tanto el TDAH como la dislexia están cubiertos por la Ley de Estadounidenses con Discapacidades (ADA). Puedes pedir a tu empleador adaptaciones razonables para realizar tu trabajo, como tiempo extra para preparar los proyectos. Algunas personas pueden no tener derecho a la protección de la ADA, dependiendo de la gravedad de sus síntomas que interfieren con su trabajo.

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