Las convulsiones en los niños pueden ser pasajeras o formar parte de un trastorno epiléptico. El médico identifica los tipos de convulsiones, su diagnóstico y los riesgos que suponen para su hijo.
Cualquiera puede sufrir una convulsión en determinadas circunstancias. Por ejemplo, una fiebre, la falta de oxígeno, un traumatismo craneal o una enfermedad pueden provocar un ataque. A las personas se les diagnostica epilepsia cuando tienen convulsiones que se producen más de una vez sin una causa tan específica. En la mayoría de los casos, unos siete de cada diez, no se puede identificar la causa de las crisis. Este tipo de convulsiones se denominan "idiopáticas" o "criptogénicas", lo que significa que no se sabe qué las causa. El problema puede estar en un disparo incontrolado de las neuronas del cerebro que desencadena la crisis.
La investigación genética está enseñando a los médicos cada vez más sobre las causas de los distintos tipos de convulsiones. Tradicionalmente, las crisis se han clasificado según su aspecto exterior y el patrón del EEG (electroencefalograma). La investigación sobre la genética de las convulsiones está ayudando a los expertos a descubrir las formas particulares en que se producen los distintos tipos de convulsiones. Con el tiempo, esto podría conducir a tratamientos adaptados a cada tipo de convulsión que causa la epilepsia.
Diagnóstico de una convulsión en un niño
Diagnosticar una convulsión puede ser complicado. Las convulsiones terminan tan rápido que el médico probablemente nunca vea a su hijo teniendo una. Lo primero que debe hacer el médico es descartar otras afecciones, como las crisis no epilépticas. Éstas pueden parecerse a las convulsiones, pero suelen estar causadas por otros factores, como bajadas de azúcar o de presión, cambios en el ritmo cardíaco o estrés emocional.
Su descripción de la crisis es importante para ayudar a su médico en el diagnóstico. También debe considerar la posibilidad de llevar a toda la familia a la consulta del médico. Los hermanos de los niños con epilepsia, incluso los más pequeños, pueden notar cosas sobre las convulsiones que los padres no perciben. Además, puede tener a mano una cámara de vídeo para poder grabar a su hijo durante una crisis. Puede parecer una sugerencia insensible, pero un vídeo puede ayudar enormemente al médico a realizar un diagnóstico preciso.
Algunos tipos de convulsiones, como las de ausencia, son especialmente difíciles de detectar porque pueden confundirse con la ensoñación.
"A nadie se le escapa un ataque de gran mal (tónico-clónico generalizado)", dice el doctor William R. Turk, jefe de la División de Neurología de la Clínica Infantil Nemours de Jacksonville (Florida). "No se puede dejar de notar cuando una persona cae al suelo, se sacude y duerme durante tres horas". Pero las crisis de ausencia o de mirada fija pueden pasar desapercibidas durante años.
Turk dice que no debe preocuparse si su hijo mira con la boca abierta los dibujos animados de la televisión o se queda mirando por la ventana en el coche. La mayoría de los niños que parecen soñar despiertos lo hacen realmente. En cambio, hay que estar atento a los espasmos que se producen en momentos inadecuados, como cuando el niño está hablando o haciendo algo y de repente deja de hacerlo.
Otros tipos de crisis, como las crisis parciales simples o complejas, pueden confundirse con otras afecciones, como migrañas, enfermedades psicológicas o incluso intoxicación por drogas o alcohol. Las pruebas médicas son una parte importante del diagnóstico de las convulsiones. El médico de su hijo seguramente le hará un examen físico y análisis de sangre. También es posible que el médico pida un electroencefalograma para comprobar la actividad eléctrica del cerebro, o que solicite una exploración cerebral, como una resonancia magnética, con un protocolo específico para la epilepsia.
Los riesgos de las convulsiones en los niños
Aunque pueden parecer dolorosas, las convulsiones no causan realmente dolor. Pero pueden ser aterradoras para los niños y las personas que los rodean. Las crisis parciales simples, en las que el niño puede tener una sensación de terror repentina y abrumadora, son especialmente aterradoras. Uno de los problemas de las convulsiones parciales complejas, por ejemplo, es que las personas no tienen control de sus acciones. Pueden acabar haciendo cosas inapropiadas o extrañas que molesten a la gente que les rodea. También es posible que los niños se lesionen durante una convulsión si se caen al suelo o se golpean con otras cosas a su alrededor. Pero las convulsiones en sí no suelen ser perjudiciales.
Los expertos no comprenden del todo los efectos a largo plazo de las convulsiones en el cerebro. En el pasado, la mayoría de los científicos pensaban que las convulsiones no causaban ningún daño al cerebro, atribuyendo el daño cerebral de un individuo a una enfermedad subyacente. Ahora, sin embargo, empiezan a surgir algunas dudas.
El doctor Solomon L. Moshe, director de Neurofisiología Clínica y Neurología Infantil del Colegio de Medicina Albert Einstein de Nueva York, está investigando el tema y sigue siendo cauto. "No creo que sea bueno decir de una manera u otra si las convulsiones producen daños a largo plazo", dice. "Creo que todo depende de cada caso".
Moshe señala que el cerebro de los niños es muy flexible. Son quizá las personas con epilepsia que menos probabilidades tienen de sufrir algún daño cerebral por una convulsión.
Convulsiones peligrosas en los niños
Aunque la mayoría de las convulsiones no son peligrosas y no requieren atención médica inmediata, hay un tipo que sí lo es. El estado epiléptico es una afección que pone en peligro la vida de una persona que tiene una convulsión prolongada o una convulsión tras otra sin recuperar la conciencia entre ellas. El estado epiléptico es más frecuente entre las personas con epilepsia, pero aproximadamente un tercio de las personas que lo padecen no han tenido nunca un ataque. Los riesgos del estado epiléptico aumentan cuanto más tiempo dure el ataque, por lo que siempre hay que pedir ayuda médica de urgencia si el ataque dura más de cinco minutos.
También puede oír hablar de una enfermedad llamada muerte súbita inexplicable, en la que una persona muere sin motivo conocido. Puede ocurrirle a cualquiera, pero es más probable que le ocurra a una persona con epilepsia. No se conocen las causas, pero los padres de niños con epilepsia deben saber que es un suceso muy raro. Controlar las convulsiones, especialmente las que se producen durante el sueño, es el plan más eficaz para ayudar a evitar que ocurra esta tragedia.