Los trastornos alimentarios no son sólo cosa de jóvenes. Cada vez hay más mujeres que luchan contra la anorexia y la bulimia a partir de los 30 años. He aquí el motivo.
Puede que pienses en la anorexia y la bulimia como trastornos de la adolescencia, pero también es un problema que afecta a los adultos. La anorexia, en la que las personas tienen un miedo intenso a ganar peso y restringen drásticamente su ingesta de alimentos, traspasa las fronteras étnicas y socioeconómicas. Pero afecta sobre todo a las mujeres: Alrededor del 90% de las personas que padecen esta enfermedad son mujeres, y aproximadamente el 20% de ellas siguen luchando contra ella a partir de los 30 años.
Aunque no hay datos concretos sobre cuántas mujeres adultas tienen síntomas de anorexia, la Asociación Nacional de Trastornos Alimentarios (NEDA) afirma que la insatisfacción con la imagen corporal es un factor de riesgo para los trastornos alimentarios clínicos. Y está aumentando en las mujeres de mediana edad, pasando del 25% en 1972 al 56% en 1997, según los datos más recientes de la NEDA. De hecho, entre el 30% y el 50% de las adolescentes que padecen anorexia no se recuperan a principios o mediados de los 20 años.
¿Qué causa la anorexia? Las últimas investigaciones demuestran que la enfermedad tiene más que ver con el cerebro que con las influencias de la sociedad o con la forma en que fueron educados los padres. "Cuando las personas con anorexia tienen hambre, su cerebro no recibe las señales adecuadas", explica el doctor Walter H. Kaye, profesor de psiquiatría de la Facultad de Medicina de la Universidad de California en San Diego y director del Programa de Trastornos Alimentarios de la UCSD.
El cerebro anoréxico
En concreto, nuevos estudios de imagen cerebral indican que las personas con anorexia tienen un funcionamiento anormal de los sistemas de serotonina y dopamina. La serotonina es una sustancia química del cerebro que interviene en la saciedad, el control de los impulsos y el estado de ánimo, mientras que la dopamina hace que nos sintamos atraídos por los estímulos positivos. Los escáneres cerebrales han descubierto que las personas con trastornos alimentarios -e incluso las que se han recuperado- tienen dificultades para discriminar entre la retroalimentación positiva y la negativa. Se sienten desanimados por cosas que la mayoría de la gente encuentra placenteras, como la buena comida. Y el hecho de que se les obligue a comer sólo aumenta la aversión a la comida.
La persistencia de estas disfunciones podría proporcionar una pista de por qué el trastorno puede persistir mucho después de la adolescencia, dice Kaye. A las personas con anorexia les resulta difícil mantener unos hábitos alimentarios saludables, por ejemplo, porque el hambre no les hace encontrar la comida apetecible. Kaye espera que esta información conduzca a nuevos tratamientos, como ejercicios para aumentar la flexibilidad del pensamiento. "Estos temperamentos no desaparecerán", dice, "pero podemos gestionarlos".
Cómo ayudar a quienes padecen trastornos alimentarios
La ciencia sugiere que los rasgos heredados contribuyen a los trastornos alimentarios. Alrededor del 8% de las personas con trastornos alimentarios tienen un familiar de primer grado, como una madre o una hermana, con anorexia. Si usted o alguien que conoce está luchando con un trastorno alimentario, Kaye ofrece estas ideas:
Piensa a largo plazo
. La recuperación puede ser un proceso largo. La anorexia parece estar relacionada con rasgos de personalidad y temperamento arraigados en el cerebro, que permanecen incluso después de que las personas se pongan en tratamiento.
Tener un plan familiar
. No es sólo el paciente: toda la familia debe ayudar a la recuperación. La terapia familiar puede ayudar a los demás a aprender a no desencadenar la conducta anoréxica.
Busque ayuda profesional
. Como ocurre con cualquier enfermedad, las personas con anorexia no pueden combatirla solas; busca un programa de tratamiento que satisfaga las necesidades de los adultos. Ponte en contacto con NEDA para obtener más recursos e información.